En este espacio, quizás erróneamente habíamos formulado la hipótesis acerca de que el futuro político de la senadora con licencia Rocío Nahle estaba uncido o iba aparejado a la construcción de la refinería de Dos Bocas, tarea a su cargo por designio presidencial. Anexamos a esa tesis las posibilidades de la señora Nahle de convertirse en candidata de MoReNa al gobierno de Veracruz. El caso es que el proyecto de refinería ya fue inaugurado y casi en automático se dan signos manifiestos de un virtual arranque de su precandidatura. En ese contexto, tal vez debamos corregir la ecuación de nuestro supuesto al precisar que la candidatura de Nahle por MoReNa está condicionada a la voluntad presidencial, no más, incluso al margen de la duplicación de costos en la construcción de la refinería a su cargo, lo cual en otro país hubiera significado un inminente colapso político debido al oneroso y no proyectado añadido al erario. No así en México, donde la voluntad de un solo hombre pervive en nuestra subcultura política, como residuo atávico de un presidencialismo imperial reacio a su extinción. Ahora, el hecho de que la señora Nahle goce del respaldo de la cúpula gubernativa de Veracruz ¿es señal de una consigna presidencial, lo cual garantiza su candidatura? Pudiera ser. Sin embargo, aún es largo el trecho para alcanzar los tiempos electorales establecidos por las leyes de la materia, y mientras no maduren todo seguirá en suspenso. En esa perspectiva, en MoReNa otra señal podría venir desde la trinchera del diputado Sergio Gutiérrez cuya comisión al frente de la presidencia de la Cámara de Diputados del Congreso General concluye en agosto próximo, aunque, contrario a los dispuesto en el Reglamento Interno de esa Cámara, la mayoría morenista pudiera “decidir” su reelección con el correspondiente mensaje para sus seguidores con lectura futurista. Y ¿qué con el alcalde xalapeño Ricardo Ahued? Su caso pudiera guardar cierta semejanza al de Marcelo Ebrard: cubren el perfil de eficiencia, experiencia, responsabilidad y sensibilidad política, pero ¡Oh! la democracia, en México la voz presidencial sigue siendo vox Dei, al menos en MoReNa, y de eso hablamos. Entonces ¿qué con Rocío Nahle? Al igual como sucede con Claudia Sheinbaum su caso sigue en calidad de “no resuelto”, aún.