–Son dieciocho pesos– me dice la señorita de la tortillería.
–¿Aumentó el precio del kilo?– Le pregunto.
Sin voltear a verme y hasta con cierta pena, me dice que desde la semana pasada subió un peso.
Y así, de peso en peso el sueldo se va en huevo, en carne, en verduras y otros productos de la canasta básica que a pesar de tener supuestamente un precio controlado, a los comerciantes se les olvida aplicarlo. Misma suerte sufren los servicios, entre ellos la televisión de paga, la internet, la telefonía, entre otros.
El incremento desordenado en los precios durante un tiempo prolongado es lo que conocemos como inflación. Este efecto se puede ver cuando adquirimos huevo. El precio no es estable y si lo compramos, cada semana, quince 15 días después, y así sucesivamente, el precio va aumentando de manera variable.
La gasolina es otro producto en el que podemos darnos cuenta de la inflación. Por lo que si tiene auto y cargaba 500 pesos a la semana, ahora probablemente su carga sea menor.
La inflación provoca que ya no podamos comprar o tener los mismos servicios que teníamos antes, afectando a toda la población en general, desde el que compra hasta el productor y por supuesto a los que menos tienen, ya que será imposible acceder a esos productos y servicios.
La situación suele tornarse más complicada actualmente porque estamos en época de adquisición de útiles escolares. Luego entonces, para los que tienen hijos en edad escolar, el mismo sueldo tiene que estirarlo para comprar los útiles escolares y éstos también tienen sus precios por las nubes.
La inflación no es exclusiva de nuestro país. La pandemia de Covid 19 y la guerra en Ucrania redujeron la producción por el confinamiento y ahora que volvemos casi a la normalidad, salimos a comprar originando mayor demanda de productos y servicios que ante una escasa producción de los mismos, origina escasez y aumento de precios.
Para poder controlar este efecto, el Banco de México aumentó su tasa de interés de una manera histórica, desde hace 17 años no vista. Aumentó 75 puntos a la tasa de interés con lo que alcanza un máximo histórico de 8.50 por ciento. Con ello busca que en lugar de comprar, ahorremos y que a su vez baje la demanda de productos y se controle la inflación.
Aunque para los que tienen tarjetas de crédito o tarjetas departamentales no es tan buena noticia, pues si compraron a presupuesto y más ahora que pasaron las rebajas y ese crédito no logran liquidarlo con lo que ganan, tendrán que pagar más intereses. Misma suerte tendrán los cuentahabientes que compraron a meses sin intereses: Si no pagan una mensualidad, es altamente probable que esos meses sin intereses sean similares a comprar sin ese beneficio.
Ahora bien, Banxico también actualizó al alza su pronóstico de inflación para este año. De 7.5 por ciento que había determinado, ahora maneja la cifra de 8.1 por ciento.
Ante estas medidas de política monetaria es recomendable no pagar únicamente el importe mínimo de las tarjetas de crédito, sino en la medida de lo posible, el importe para no generar intereses.
Ahora bien, si le están ofreciendo algún crédito de auto, nómina, personal, ¡aguas también! Porque la tasa de crédito que pagará será mayor. ¿Por qué cree que los bancos le llaman y le llaman para tentarlo a endeudarse? Si se tiene que endeudar, pues hágalo con tasa fija no variable.
Es tiempo de ahorrar, claro si se puede, y si la inflación nos deja….
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