El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito para las elecciones de octubre en Brasil, reunió en el primer sábado de campaña a una multitud en Sao Paulo, y se dijo listo para volver al poder, pese a que muchos lo “creyeron muerto”.
Lula congregó a miles de personas en el Vale de Anhangabaú, una popular zona de la capital paulista, casi al mismo tiempo que el presidente Jair Bolsonaro, líder de la ultraderecha que aspira a la reelección, visitaba el cuartel en el que se formó como militar.
En el Vale de Anhangabaú, un sitio de alto simbolismo político, pues en 1984 fue escenario de la mayor manifestación que se vio en Brasil contra la última dictadura militar (1964-1985), Lula se vio agrandado y aseguró que está listo para ganar las elecciones.
Hubo mucha gente que creyó que Lula estaba muerto, que creyó que la izquierda estaba muerta”, pero “estamos aquí para decir que todas nuestras ideas están vivas, que queremos democracia, salarios dignos, educación” y “que vamos a ganar estas elecciones”, afirmó.
Apoyado por la multitud y las encuestas, que en forma unánime le atribuyen un 45 por ciento de las intenciones de voto frente al 30 por ciento que obtendría Bolsonaro, Lula le envió un mensaje directo al actual mandatario, de quien dijo que “el pueblo está cansado”.
Se prepare Bolsonaro. No tenga miedo de Lula, porque será el pueblo el que lo va a sacar de la Presidencia”, dijo en un discurso de casi una hora, en el que metió la llaga en el crecimiento de los abismos sociales durante la gestión de la ultraderecha.
“Hoy hay 33 millones de personas que no tienen qué comer” en Brasil, un país que “es uno de los mayores productores de alimentos del mundo y eso no tiene explicación”, declaró Lula, quien citó recientes reportajes que han mostrado a personas “buscando huesos” entre la basura.
“Gobernar es cuidar de las personas” y “sobre todo de las más necesitadas”, no “hacer propaganda de armas y de violencia”, dijo Lula arropado por dirigentes de los nueve partidos que ha sumado al amplio frente progresista que apoya su candidatura.
También respondió indirectamente a mentiras difundidas en las redes sociales, atribuidas a grupos bolsonaristas y que aseguran que, en caso de victoria, Lula pretende cerrar las iglesias.
“Esa cuestión religiosa está tan de moda ahora. Hay muchas ‘fake news’ religiosas y mucho demonio siendo tratado como Dios y mucho demonio haciendo de las iglesias una tribuna política”, dijo Lula, y apuntó que “la iglesia no puede tener un partido político ni cuidar de los falsos profetas y fariseos que engañan al pueblo de Dios”.