La multitudinaria manifestación de protesta del lunes pasado que obstaculizó el tránsito en la carretera Xalapa-Veracruz a la altura de Emiliano Zapata con las afectaciones correspondientes, es una muestra más del conflicto social en potencia provocado por el suministro y escasez del agua entubada para consumo doméstico. El punto central de la mencionada protesta se deriva de la excavación de un pozo para satisfacer el suministro de agua a una unidad habitacional en construcción, lo cual provocará un grueso aumento poblacional en la zona con múltiples necesidades adjuntas. No atender ese asunto a su debido tiempo y en su justa dimensión acarreará un escalamiento del problema. Por supuesto, no es un asunto para reducirlo exclusivamente a la incumbencia y atención de los alcaldes de esta zona metropolitana, porque la dimensión de sus alcances sociales y políticos deben involucrar necesariamente a las autoridades estatales y federales del ramo. Quienes llevaron a cabo el referido movimiento de protesta son vecinos de diversas comunidades del municipio de Emiliano Zapata, mucha de cuya población recibe agua suministrada por el ayuntamiento xalapeño, de allí la diversidad de actores políticos que debieran intervenir para resolver el problema y atajar futuros disturbios políticos movidos por una población cuya queja ha sido sistemáticamente desoída. Pretender atribuir la causa de ese movimiento social a motivaciones políticas no va a resolver el fondo de una trama engarzada en permisos de construcción, uso del suelo, irregular fraccionamiento de la tierra, estudios del almacenaje de agua, su procedencia y distribución. No es asunto fácil de resolver, pero para atenderlo está la vía institucional, sin duda, aunque cuando ese mecanismo falla viene la justificada protesta como la del lunes pasado. La autoridad ha sido instituida para atender esa clase de problemas sociales, aunque en ocasiones esa lógica se complica por considerar erróneamente a la política como una actividad diseñada solo para beneficio personal, de solaz rutina burocrática, y por eso estamos como estamos.