Ya no hay tapado ni dedazo, asegura el presidente López Obrador para referirse al proceso electoral que inició anticipadamente cuando dio el nombre de los posibles candidatos de MoReNa al cargo que ahora desempeña. Por ese procedimiento asistimos a un show muy conocido, en el cual el actor principal es dueño de toda la escena y los actores secundarios giran a su alrededor ajustados a un guion del que difícilmente deben apartarse, pues, además, difiere de la trama pasada, en cuya línea central se leía: “el que se mueve no sale en la foto”, pero ahora el script dicta justo a la inversa, porque si no se mueven no salen a escena. Dice Marcos (en 2.22): “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino y también los odres, sino que echa vino nuevo en odres nuevos”, sin embargo, no parece ser ese el caso en nuestro contexto político, porque las condiciones sociales y económicas del país no han variado sustantivamente, al grado de que provoquen una correlación de cambios esenciales en lo político. Por el contrario, en realidad, con la agresión orientada contra un personaje destacado como Ricardo Monreal en MoReNa, pudiéramos presenciar la reedición de las condiciones que dieron origen a la Corriente Democrática al interior del PRI (en 1987) y desembocaron en la expulsión de sus iniciadores, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muños Ledo, entre otros, lo cual provocó una ruptura de la cual ya conocemos las consecuencias. Para evitar esa posibilidad, el presidente y el mismo Monreal, cada quien por su lado y de acuerdo a sus intereses, están tejiendo fino, acaso solo esperando el momento y la circunstancia menos perjudicial para su respectiva causa. No pasan inadvertidas las presiones que van multiplicándose en el entorno presidencial ya en la ruta crítica del ocaso de su mandato, cuando aún muchos expedientes siguen abiertos: instaurar un nuevo proyecto de nación, demostrar la positividad de sus obras emblemáticas para que en campaña no se usen como municiones en contra de la CuartaT, esperar que la información derivada del la información del ejército no contenga elementos comprometedores que pongan en grave conflicto su credibilidad, y muchos etcéteras más que vienen en sentido contrario. ¿Cuántos mexicanos aspiran, sin conseguirlo al cargo de presidente de la república? Miles, sin duda, ¿Cuántos querrían estar en los zapatos del actual presidente? Pareciera que un poco menos, porque el escenario está candente, no por nada el primer mandatario expresó el domingo pasado en Olinalá, Guerrero: “la transformación no la puede hacer un solo hombre, ni siquiera un equipo de mujeres y hombres, el cambio, la transformación se tiene que hacer entre todos, la democracia es asunto de todos”. Lo dicho: “solo el que carga el bulto, sabe lo que éste pesa”.