A continuación, ponemos al criterio del amable lector (a) algunas enseñanzas del pensamiento de Séneca, seguidor de la filosofía estoica; como se podrá advertir la esencia de sus reflexiones nutrió en mucho el relicario del cristianismo, pero, pese a sus evidentes coincidencias los separa la ausencia en el estoicismo de las rigurosas liturgias seguidas por la Iglesia. Aunque ya está plenamente demostrado que religión y filosofía, en no pocas ocasiones entremezcladas, guardan respetuosa distancia, no resistimos la tentación de transmitir parte del fructuoso árbol filosófico de Lucio Anneo Séneca para aunarlas al regocijo colectiivo de estas significativas fechas:
“Necesita menos aquel mortal que menos desea
Tiene lo que quiere quien sabe querer lo que es bastante”
“¿No crees que las almas pasan de un cuerpo a otro, y que lo que llamamos muerte es una trasmigración? ¿No crees en estos animales domésticos o en estas fieras, o en los sumergidos en el agua, habita un alma que en otro tiempo fue un hombre? ¿No crees que en este mundo nada muere, sino que cambia de lugar, y que no solo los cuerpos celestes discurren por órbitas fijas, sino que también los animales tienen sus ciclos y las almas su traslación?
“El verdadero filósofo, con su propio tamaño se contenta; ¿cómo iba a no estar contento de haber crecido hasta donde no alcanza la mano de la fortuna? Está, pues, por encima de las obras humanas, y en cualquier situación es igual a sí mismo, tanto si la vida sigue un curso favorable como se bambolea entre adversidades y dificultades”
“Nada te será tan útil para contemplar la templanza como la consideración frecuente de la brevedad y la incertidumbre de la vida: hagas lo que hagas, recuerda que eres mortal”.
“Pero poco tiene el que simplemente no pasa frío, ni hambre ni sed. Nunca es poco lo que es suficiente, y nunca es mucho lo que no basta”
“¿cómo no, cuando los mayores males han sido resultado de nuestros deseos y las palabras de aliento suelen ser el final de las de felicitación?”
“Que nada es pesado si lo tomas como ligero, que nada es indignante mientras no le otorgues tu mismo ese carácter”.
“Nadie puede tener todo lo que quiere, pero puede no querer lo que no tiene y usar alegremente lo que se le ofrece”.
“Entre las causas de nuestros males está ésta: que vivimos por imitación y no nos gobernamos por la razón, sino que nos dejamos arrastrar por la costumbre. Lo que no queríamos imitar, si lo hacían pocos, en cuanto empiezan a hacerlo muchos, los imitamos como si fuera mejor por ser frecuente; y el error nos vale como bueno en cuanto se ha hecho general. Todos viajan ya precedidos por una escolta de jinetes númidas, de modo que se llevan por delante una columna de cazadores: se considera vergonzoso que no haya nadie para apartar a los que se encuentran por el camino y para manifestar, con una gran nube de polvo, que viene un hombre ilustre. Ya todos tienen mulos que llevan sus vasos de cristal o de murreum, su vajilla cincelada por grandes artífices: se considera vergonzoso que se vea que tienen un equipaje que puede someterse sin peligro al traqueteo de los vehículos de ruedas. Todos llevan a sus esclavos con la cara embadurnada de ungüentos, para que el sol o el frío no estropeen su piel delicada: se considera vergonzoso que en tu cortejo no haya ningún joven esclavo cuya sana faz no sea bastante atractiva”
“No valores ni en una moneda de bronce a esos tristes y cejijuntos censores de las vidas ajenas, enemigos de la suya propia, pedagogos públicos, y no dudes que la buena vida es preferible a la buena fama”.
“La gloria es algo vano y efímero, más móvil que el viento. La pobreza solo es un mal para el que la repugna. La muerte no es un mal. ¿Quieres saber lo que es? Es la única ley equitativa para todo el género humano.”