Previendo que no nos de alcance la sospecha, debemos precisar que las presentes líneas no configuran una versión apologética inspirada por estímulos fiscales, mucho menos un panegírico de queda bien, sino un modesto reconocimiento ciudadano a una administración municipal cuyo alcalde, atendiendo al mandato de rendición de cuentas y transparencia en la aplicación del recurso público, rinde el informe de labores correspondiente a su primer año de ejercicio. En términos generales, pudiéramos destacar la programación de obra pública simultánea, principalmente en la regeneración de calles y avenidas xalapeñas. En realidad, para quienes están al frente del sector de la obra pública municipal habrá sido un periodo de intenso ajetreo, de vigilancias y desencuentros con las empresas encargadas de llevar a cabo la obra de nueva cimentación urbana, muy difícil y hasta frustrante, pero la evaluación anual debe corresponderse con el sentimiento del deber cumplido, aun cargando con las mordaces críticas de quienes se mostraron inconformes a causa de las molestias provocadas por los taponamientos y desvíos de la circulación. Ciertamente, la necesidad de realizar a la vez un acopiado conjunto de obras en una ciudad de muy estrechas vialidades ocasionó duras críticas y lamentos ciudadanos, algunas quizás justificadas, pero después de cuatro años de una administración municipal insípida, que por lo mismo dejó la vara de medición muy abajo, el alcalde que hoy rinde su informe podrá destacar que pese a la enorme ola de inconformidades el beneficio colectivo está a la vista, y que sin duda da constancia del esfuerzo y responsabilidad en apego al mandato ciudadano. “Para eso se eligió”, acotarán quienes se muestran exigentemente críticos, o desde una postura político-ideológica, pero debemos aceptar que, al margen del partido de pertenencia, está el impulso volitivo y conciencia plena del cumplimiento de un encargo, sin ese inspirador efluvio, poco podría haberse realizado; porque no debe ser asunto ideológico ni partidista, de otra manera encontraríamos un serio escollo para explicar la deficiente administración inmediatamente anterior proveniente de la misma filiación partidista. Lo hecho, hecho está, ojalá en la programación en futuro inmediato se contemplen muchas obras más, las de mayor prioridad en esta ciudad capital donde falta mucho por hacer para otorgarle infraestructura urbana acorde a su categoría de capital de estado; obviamente, en pos de cumplimentar ese esfuerzo se requiere de capacidad de gestión para conseguir la sinergia de autoridades estatales e incluso federales, condición sine qua non para alcanzar aquella meta. “Sea por Dios y venga más”, decía el clásico, porque Xalapa bien vale una misa.