Cuando llegaron al poder los morenos arrastrados por Andrés Manuel López Obrador, los constructores en Veracruz se sintieron temerosos de que no les iba a ir tan bien como les había ido con los gobernadores anteriores -con la excepción, tal vez, de Fidel Herrera Beltrán, que los embrocó un poco, y de Javier Duarte de Ochoa, que los embrocó mucho, porque infinidad de obras no fueron pagadas como estaba convenido-.
Sin embargo, varios de ellos han sobrevivido, e incluso hasta medrado, porque han visto que ciertas condiciones especiales con las que trabajaban antes se están repitiendo con los nuevos funcionarios; sí, con esos que son honestos, honestos, honestos, según grita a los cuatro vientos su Patriarca.
Esas “condiciones especiales” se han visto mejoradas sensiblemente por la costumbrita de los honrados cuatroteros de hacer adjudicaciones directas de obras, con lo que los contratistas se ahorran el tener que participar en costosos concursos y pueden además poner los precios al puro criterio, con lo que se les facilita dar los moches, ésos que ahora dicen que ya no existen.
Y así, entre promesas incumplidas y la persistencia de las malas mañas, empresarios que hicieron fortuna con los de antes, la siguen haciendo con los de ahora, y todos (ellos) tan contentos.
En el orden de cosas de que las cosas cambiaron para que todo siguiera igual, quienes se frotan las manos son los concesionarios del libramiento de Plan del Río, que acaban de recibir la autorización de subir de 54 a 58 pesos el peaje para automóviles y un aumento general de 8 por ciento para todo el transporte que transcurre por ese tramo.
Sí, porque la mayoría de los usuarios de la autopista entre el Puerto y la capital transitan sin saber que de los poco más de 100 kilómetros que consta, más de la mitad son de carretera federal, es decir, gratuita, y desembolsan 58 pesos por los 16 kilómetros del libramiento y 73 pesos por los 24 kilómetros de Cardel a Veracruz. Esta última también aumentó recientemente ocho pesos, más de 12 por ciento, en otra de las alzas que la Cuarta Transformación ha venido haciendo sin decir agua va y en contra de lo que también prometieron falsamente, sólo con el interés de ganar votos en la elección de 2018.
Con el aumento reciente (“ajuste” le dicen los pobres cobradores de la caseta cuando los usuarios les reclaman por el alza), el libramiento de Plan del Río se convierte en una de las más caras del país, si tomamos en cuenta lo que se cobra por kilómetro recorrido, porque sale en 3 pesos con 62 centavos. La más onerosa es, por cierto, la de Xalapa a Perote, que cuesta $3.70. Ambos cobros son una barbaridad si comparamos que la Autopista del Sol cuesta $1.50 y el considerado muy caro Arco Norte, $1.70.
Bueno, en cierto sentido podríamos decir que el candidato a Gobernador Cuitláhuac sí cumplió de alguna manera su promesa de que no íbamos a pagar nada por los peajes entre Veracruz y Xalapa, porque con la inflación galopante que nos tiene endilgada el dizque exitoso Gobierno de la 4T, pues lo que valían los 58 pesos de 2018, ahora ya son nada.
¿O no?