sábado, noviembre 23, 2024

Alejandra y Delfina; la maestra y la abogada

Tienen muy pocas cosas en común y una de ellas es que las dos son mujeres de lucha, de fuerza y convicción. Nacieron en generaciones distintas y en puntos y clases distantes del Estado de México: la maestra en una familia de clase media baja en Texcoco, su padre fue albañil y su madre ama de casa; la abogada de clase media acomodada en Cuautitlán Izcalli, su padre –recién fallecido– fue médico ginecólogo metido a la política y fue alcalde sustituto de su municipio. Delfina Gómez se licenció como maestra en la Universidad Pedagógica Nacional; Alejandra Del Moral, como abogada en la Universidad Iberoamericana; la primera fue maestra de primaria casi toda su vida hasta que incursionó en política y a sus 48 años ganó la elección de presidenta municipal de Texcoco; la segunda entró joven a la política y fue electa presidenta municipal de Cuautitlán Izcalli a los 26 años.

El otro punto en el que coinciden es que, una vez que entraron a la política (Delfina apoyada por Higinio Martínez y Alejandra por Enrique Peña Nieto) las dos han tenido una carrera meteórica y en poco más de una década lograron escalar posiciones y ocupar cargos importantes para llegar hoy a ser ambas candidatas a gobernadora del Estado de México. A Del Moral, la oportunidad les llegó a sus 39 años y tras 14 años de trayectoria pública y política; a Gómez Álvarez la nominación se les da a los 59 años y con una carrera política de 11 años. La priista es madre de dos bebés de 1 año de edad, mientras que la morenista nunca se casó y decidió dedicar su vida al magisterio primero y luego a la política.

Sus ideas políticas difieren porque una representa el cambio y la otra la continuidad en la entidad mexiquense. Una dice abanderar la «cuarta transformación» y ofrece «acabar con los gobiernos corruptos y con los que se enriquecieron en el poder» y la otra afirma representar a una alianza que propone un gobierno de coalición, pero también a un PRI distinto que ya aprendió a ser oposición y a ganar sin el aparato de Estado y que ofrece estabilidad a los mexiquenses. Las dos tienen ante sí una oportunidad histórica, pero sólo una de ellas podrá convertirse en la primera gobernante mujer del Estado de México.

Recientemente tuve oportunidad de conversar con las dos en pláticas semiformales en las que dejaron ver sus personalidades, sus miedos y sus concepciones personales de la política y el servicio público. Alejandra, por ejemplo, dice convencida que «mi vida no es la política, es mi profesión» y aunque se muestra muy segura de que va a remontar su desventaja inicial en las encuestas (de entre 12 y 28 puntos) y que va a ganar la gubernatura, también se permite pensar y expresar algo que no le había escuchado a ningún político cuando es candidato: «Si no gano, será porque no me tocaba ser gobernadora, pero no pasará absolutamente nada, seguiré con mi vida y con mis hijos».

Delfina por su parte, es también muy transparente. Habla de ganar, pero «no porque me guste el poder o los cargos, sino porque me gusta ayudar a la gente, a los campesinos, a los trabajadores», y cuando se le pregunta ¿qué le dio al presidente López Obrador que la quiere y la promueve tanto?, primero suelta una risita y luego dice: «Pues no sé, yo creo que le caí bien primero. Cuando me conoció yo era candidata a Texcoco y preguntó: ‘¿quién es la candidata, la maestra?´ y yo me acerqué y le dije ‘yo soy’ y me abrazó y seguro le gustó mi sencillez. Después, yo creo, ya fueron los resultados, porque eso sí, él es duro y exigente cuando le da a alguien una oportunidad. Y no le gusta que andemos buscando reflectores; un día lo alcancé en una gira en Veracruz para plantearle un tema de la SEP y me regañó: ‘¿Y tú qué haces aquí?, vete a trabajar, después hablamos'».

Alejandra Del Moral dice que son falsas las afirmaciones de que el gobernador Alfredo del Mazo la haya abandonado o que le haya dicho que no la apoyaría. «Es cierto que él tiene un pacto de caballeros y que no se mete a la campaña, pero sí me apoya y está conmigo. Yo sé que los priistas son de signos y señales, de que quieren ver al gobernador como jefe de campaña, pero eso son cosas del viejo PRI. Yo vengo de un PRI diferente, yo nací como priista ya en la oposición, y aprendí a luchar sola y a venir de atrás y ganar elecciones. No necesito al gobernador a mi lado para ganar porque sé ganar sola, con la estructura, con los priistas de base, que son los que me apoyan y con los que vamos a ganar», dice la candidata aliancista.

Y eso es algo que confirma también la maestra: «El gobernador Del Mazo no se está metiendo a las campañas, no lo ha hecho y espero que no lo haga». Y cuando se le pregunta si a ella la hará ganar el presidente López Obrador con sus abrazos y apapachos, Delfina ataja: «Por supuesto que el apoyo del presidente cuenta y me ayuda, pero la campaña la voy a hacer yo y la elección la ganaremos yo y mi equipo». Pero a pesar de que reconoce su ventaja en las encuestas que la colocan en el arranque de campañas como puntera y favorita, la profesora no se confía: «No va a ser fácil, ellos tienen muchas mañas y las conocemos; juegan sucio y van a meter mucho dinero a la elección, así que no estamos confiados y vamos a recorrer todo el estado porque sentimos que los mexiquenses sí quieren un cambio y sacar a los que han robado y se han perpetuado en el poder».

Un tema que a las dos candidatas les toca su orgullo y dignidad como mujeres es si cada una de ellas será capaz de gobernar, más allá de los hombres que las apoyan y las impulsan. Del Moral insiste en que «la diferencia principal entre la maestra y yo es que yo sí voy a gobernar por mí misma, nadie me dirá qué hacer o decidir como gobernadora», mientras que Gómez Álvarez se intenta deslindar de los señalamientos de que los hombres, como Horacio Duarte o Higinio Martínez, son los que la manejan y quienes ejercerán el poder si ella gana la elección: «Ellos son compañeros y me ayudan mucho, me apoyan y son parte importante de mi campaña, pero la que toma las decisiones y la que da la cara soy yo. Yo soy quien gobernará y a ellos seguro los invitaré a mi gabinete», dice muy segura la maestra.

Al final, en medio de sus diferencias que no hacen sino reflejar la diversidad, heterogeneidad, desigualdad y pluralidad de la política mexicana, Delfina Gómez Álvarez y Alejandra del Moral Vela podrán representar a dos mundos, dos visiones y dos generaciones de mujeres mexicanas (la primera «Baby Boomer» de 1962 y la segunda «Millennial» de 1983) pero las une un mismo objetivo, que es al mismo tiempo sueño, ambición y aspiración: el de ser la primera gobernadora mexiquense de la historia. Y en su afán personal, sus dos partidos y movimientos también se juegan el todo por el todo, porque quien gane el Estado de México definirá la percepción, quizá sólo percepción, pero no es nada menor, de lo que pasará en el 2024: si Delfina y Morena ganan el gobierno mexiquense, se pensará que ya no hay nada que hacer para evitar la continuidad de la 4T y el lopezobradorismo en la Presidencia de la República; pero si ganan Alejandra y la Alianza Va Por México, la posibilidad de derrotar a López Obrador dentro de un año, se volverá mucho más real y asequible. De ese tamaño es lo que se juega el 4 de junio.

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