Con el acostumbrado Fast Track los diputados de la mayoría absoluta (MoReNa, Verde y PT) aprobaron las reformas a la Ley de Salud por las cuales desaparece el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), cuyo debut y despedida se explica porque ese Instituto fue producto de la improvisación, y su permanencia en la estructura gubernamental absorbía elevado presupuesto federal sin proporcionar nada bueno a cambio, excepto dolor de cabeza para su creador, porque en casi cinco años de existencia no dejó huella positiva alguna. Sin embargo, en el costo beneficio de su efímera existencia carga a su cuenta la desaparición del Seguro Popular que cubría los gastos catastróficos de aproximadamente 15 millones de mexicanos, y el INSABI ni por asomo pudo cubrir ese espacio. Para fundamentar las causas de la desaparición del INSABI, los diputados que la aprobaron se remiten a culpar al pasado, porque a su entender la deprimente situación del Sector Salud es a causa del abandono en que se le tenía. Pero esto último no debe ser así, porque uno de los ofrecimientos centrales del presidente en materia de Salud consiste en elevarlos a la calidad de los proporcionados en Dinamarca, lo cual no sería ni pensable si efectivamente ese importante ramo de la administración pública estuviera en ruinas. En este ofrecimiento el presidente López Obrador ha sido contundente y todavía el 30 de diciembre del año pasado aseguró que el Sector Salud “Va a ser como Dinamarca el año próximo, con médicos, con especialistas, sin que tengan que tardar en ser atendidos» (…) «Con todos los medicamentos y sin pagar, es decir, gratuito todo el servicio…”. Y en enero lo ratificó: “este año debemos tener ya este sistema de salud que estamos construyendo”. Aún más, el 15 del mes en curso lo reiteró: “Vamos a dejar un sistema de salud pública de primera. Se ríen de mí los adversarios opositores… cuando digo que vamos a dejar un sistema de salud como el de Dinamarca… No saben que soy hombre de palabra y no va a ser como el de Dinamarca, ya lo pensé bien, va a ser va a ser mejor”. Cuánto diéramos los mexicanos por ver cristalizado ese ofrecimiento presidencial, sin embargo, la terca realidad opone otros datos cuando nos muestra una infraestructura hospitalaria bastante deteriorada, con equipos médicos rebasados por la demanda y un desabasto de medicinas que a cinco años de gestión no ha sido posible superar. Todavía más: en el sexenio de Peña Nieto fue paulatina la reducción presupuestal para este sector tan importante, y lamentablemente esa tendencia no se ha detenido en la actual administración. Es inexorable el correr del tiempo, y al gobierno de López Obrador ya solo le quedan 18 meses para cumplir la tarea propuesta en materia de salud, queremos estar equivocados, pero lamentablemente será difícil alcanzar servicios de salud a la altura de los que gozan en Dinamarca. El INSABI ya no lo comprobará, sucumbió en su travesía a Dinamarca en el ancho mar de la incompetencia; ojalá nosotros gocemos de cabal salud para descubrir que estamos equivocados y los mexicanos disfrutemos de un Sector Salud a la altura de nuestras necesidades, soñar no cuesta nada.