Después de una temporada gloriosa al frente de su noticiero cotidiano, Carlos Loret de Mola anunció el viernes 14 de julio que tomaría unas merecidas y necesarias vacaciones, y que regresaría con su programa hasta el 31 de agosto.
Eso quiere decir que a partir del lunes 17, el gran solitario de Palacio todas las noches a la 9 PM ha dejado de enojarse por las revelaciones que casi siempre hace el periodista originario de Mérida sobre corruptelas cometidas ya sea por sus colaboradores o por alguno de sus familiares en primera línea.
Sí, ha dejado de enfurecer por eso, pero se irritó visiblemente a las 21:00 h exactas del lunes a viernes de la semana pasada porque no ha salido “Loré” y pensó en lo que pudiera haber revelado de su Gobierno si no se hubiera tomado ese descanso. La cosa para el patriarca, es enojarse; es lo que mejor le sale… o lo único.
Para los seguidores del Mesías tropical, el pensamiento y las emociones son las mismas, porque por decreto presidencial no pueden tener otras que no sean las de su guía espiritual (y emocional, y gramatical, y económico, y social, y hasta parece que sexual).
Todos los cuatroteístas se encabritaron religiosamente a las 9 de la noche del lunes, martes, miércoles, jueves y viernes de la semana pasada, y lo harán hoy a esa misma hora, para seguir la línea marcada por el guía único, el maestro indiscutible del morenismo. No vaya a ser…
Y por su parte, los ciudadanos conscientes de México -que son la mayoría aunque en las encuestas cuchareadas mandadas a hacer por Chucho Ramírez los quieran desaparecer- cada noche de esos días y hora señalados han sentido como que le falta algo a su necesidad de información, a su urgencia de saber lo que realmente acontece y cómo es que sucede.
Dicen ésos que siempre lo saben todo que el mismo Carlos Loret de Mola llegó a pensar seriamente en interrumpir su descanso para volver a la tribuna y detallar el paso ascendente de la genial Xóchitl Gálvez, con sus contestaciones puntuales y divertidas a la ira desenfundada del Gobierno de la República, mandada a calumniar, a difamar, a soflamear contra la exitosa empresaria y política de origen indígena que se atrevió a ser más que las corcholatas, más que el propio Peje.
Aseguran también que Carlos la está pasando muy bien, y que todas las noches como colofón a su descanso se toma unos minutos para enterarse y reír de lo que la senadora hace cada día sin faltar, contra las fuerzas oscuras del grupo que detenta el poder.
Y por eso el gran solitario de Palacio ahora hace berrinches por partida doble, porque se enmuina por lo que no hace “Loré” y por lo que sí hace “Sóchil”, y no hay pastilla ni suero ni argumento que le hagan tranquilizarse.
Pero ya faltan solamente siete días para su atribulado corazón.