La defensa de la autonomía e imparcialidad del Instituto Nacional Electoral fue sin duda uno de los movimientos ciudadanos más significativos de los últimos años por lo que representa en un país como México, donde movilizar a la población sin nada de por medio, más que la consciencia sobre la importancia de salvaguardar la de por sí frágil democracia, es casi imposible.
La intentona del régimen obradorista de desmantelar al Instituto a través de una reforma constitucional para sustituirlo por una oficialía de partes electoral, al estilo de aquella con la que a Manuel Bartlett –hoy conspicuo morenista- se le “cayó el sistema” en las elecciones de 1988, fue ampliamente rechazada a nivel nacional por ciudadanos que, sin torta, beca o amenaza de por medio, decidieron marchar y hacer escuchar su voz, demandando a los partidos no aprobar ese bodrio que habría destruido 30 años de pluralidad política y de elecciones razonablemente confiables.
Contrario a lo que los palafreneros y textoservidores del régimen difundieron en su propaganda, nadie salió en esos días a defender los “privilegios” ni altos salarios de los consejeros del INE, como se pretendió hacer creer. Simplemente, se trató de proteger al árbitro electoral de la pretensión de un gobierno que, aun cuando arribó al poder gracias a un proceso cuidadosamente organizado por el Instituto, ahora quería controlarlo por completo para cancelar lo logrado en términos de apertura electoral no por los partidos ni por la clase política, sino por los ciudadanos y sus demandas de décadas.
La reforma finalmente no pasó. Pero el obradorato sabía que tenía otra manera de infiltrarse en el INE y no dejó pasar esa oportunidad: la renovación de varios integrantes del Consejo General y en especial de la presidencia del organismo fue el punto de inflexión para, si bien no someterlo por completo (al menos, no todavía), sí comenzar con la “colonización” que lo “pinte” del color del oficialismo.
El nombramiento de Guadalupe Taddei en la presidencia del INE fue controversial desde el principio. Sus ligas con Morena desde su paso por el servicio público en Sonora y las de su familia son conocidas, para nada veladas. Y los movimientos que llegó a hacer al organismo, así como varias de sus primeras decisiones, indican para lo que está ahí, sin necesidad de hacer muchas interpretaciones.
Los nombramientos de los titulares de direcciones y unidades, así como los de sus asesores, nos pueden dar una idea de ello. Como en el caso de Pedro Pablo Chirinos, quien en las elecciones municipales de 2021 fungió como representante de Morena ante el consejo municipal del Organismo Público Local de Veracruz y hoy cobra como asesor de Taddei, “nada más”, 85 mil pesos mensuales.
Pedro Pablo Chirinos tiene un largo historial político y partidista, no particularmente vinculado con la congruencia, las ideas, ni las convicciones. En 2015 fue representante del PAN ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Sonora. Pero para 2017, fue nombrado como Fiscal Especializado en Delitos Electorales del gobierno de ese mismo estado, de donde fue despedido en 2020, tras ser señalado por sus relaciones políticas con Morena.
Chirinos despejó cualquier duda sobre su nueva “querencia” partidista cuando en 2021 fungió como representante de Morena y del candidato a la alcaldía Ricardo Exsome ante el Consejo Municipal del OPLE en la ciudad de Veracruz, donde impugnó la elección en la que resultó ganadora la panista Patricia Lobeira Rodríguez, nuera del ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
A principios de este año, ostentándose como litigante de asuntos electorales, Pedro Chrinos criticó la llamada “Ley Nahle” aprobada por el Congreso de Veracruz, argumentando que no era necesaria y que solo “metió ruido” a la “candidatura” de la secretaria de Energía, que “nunca estuvo en riesgo”, en obvia defensa de las aspiraciones de la zacatecana para ser gobernadora de la entidad.
En marzo de este mismo año, Pedro Chirinos salió a promover las aspiraciones de Guadalupe Taddei no solo para llegar al INE sino para presidirlo, lo cual se concretó poco después, lo que hace sospechar que sabía por dónde iba la negociación. Desde mayo, colabora formalmente como su asesor en la Presidencia del INE.
No se apoderaron del INE por completo, pero están en sus entrañas y buscarán cargar los dados para un solo lado. Nomás hay que ver de lo que son capaces de hacer hasta en sus elecciones internas.
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