sábado, noviembre 23, 2024

Una ‘vocera’ intolerante y censora


Tatiana Clouthier es una política que, como muchos de los de su profesión, muestra una doble cara: cuando está en campaña es toda simpatía y corrección para dirigirse a los medios; pero cuando está en el poder se vuelve intolerante y agresiva con la prensa, sobre todo la que la llegue a criticar en temas de su desempeño público. Por eso no sorprende que la exsecretaria de Economía haya demandado penalmente al comentarista Alfredo Jalife, al que acusó del delito de «difamación» en el estado de Nuevo León, por haber afirmado que ella tenía «una agenda extranjera» en el tema del litio mexicano y haber sugerido que favoreció a Estados Unidos cuando manejó el tema de los yacimientos mexicanos encontrados en Sonora.

De que está en su derecho de demandar —como ella dijo ayer en sus redes sociales— para «cuidar el buen nombre que he construido», no hay duda; pero que la demanda se haya ejecutado justo ahora, cuando ella es la vocera oficial de la campaña de Claudia Sheinbaum, y que por su denuncia elementos de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México hayan detenido al controvertido comentarista Jalife y lo hayan enviado a Monterrey, en colaboración con la Fiscalía de aquel estado, es sin duda un pésimo momento para Clouthier, que manda un mensaje muy duro y amenazante sobre la mujer que le manejará la comunicación y los medios a la precandidata presidencial de Morena.

Anoche, mientras Tatiana Clouthier se defendía en las redes sociales, con post y videos en los que reivindicaba su derecho a demandar, argumentando que Jalife la difamó al afirmar que ella negoció con Estados Unidos entregarle los yacimientos de litio mexicano, al señor Jalife-Rahme, de 74 años de edad, lo estaban trasladando al nuevo penal de Apodaca, Nuevo León, a donde lo enviaron a prisión porque en ese estado de la República la «difamación» se castiga con cárcel.

Por más que la vocera de la campaña de Sheinbaum trataba de deslindar a la precandidata de su demanda y la detención de Alfredo Jalife, lo cierto es que su accionar, aunque lo haya hecho en diciembre de 2022 y que le asista el derecho de demandar, la dibuja de cuerpo entero y es un muy mal precedente para su función como responsable del trato y la relación con los medios de la abanderada morenista. Y, para colmo, resulta que el propio Jalife tuvo también choques y desencuentros con la precandidata de Morena, por las críticas que le hacía como jefa de Gobierno y que a veces incluso rayaban en posiciones de antisemitismo.

Porque además, la señora Clouthier demandó a Jalife-Rahme en Nuevo León, donde ella radica, pero los comentarios que hizo el comentarista y que ella consideró «difamatorios» fueron vertidos desde la Ciudad de México y difundidos a través de Internet. ¿Actuó con dolo al demandarlo en su estado, donde el tipo del delito de difamación es penal, mientras no es así en las leyes de la capital de la República?

Ayer, cuando se filtró la noticia de la detención de Alfredo Jalife y lo confirmó la Fgjcdmx, aclarando que ellos sólo cumplieron con una orden de aprehensión de un juez del estado de Nuevo León y a petición de la Fiscalía de Justicia de aquella entidad, la noticia cimbró a la 4T donde Jalife tiene seguidores por sus posiciones afines al movimiento lopezobradorista y porque es un colaborador desde hace años del diario La Jornada. La noticia llegó a oídos del Presidente y de la propia Sheinbaum, provocando incluso que hubiera preocupación de que la demanda penal que interpuso Tatiana, a título personal, afectara a la campaña y a la candidata por el mensaje de intolerancia o censura ante la crítica.

López Obrador y Jalife tienen una relación de amistad desde hace varios años y el comentarista radiofónico y de redes sociales siempre defendió y apoyó el proyecto del tabasqueño. Incluso, el 24 de abril de 2019, en los inicios de su gobierno, el Presidente defendió públicamente al médico y comentarista mediático: «Acerca de lo de Jalife. Es una muy buena persona. No creo yo que quiera ocupar un cargo, es un analista, un investigador. Pero en el caso de que hubiese algo que le interesara, como cualquier otro profesional analista, lo tomaríamos en cuenta. No hay veto para Jalife ni para nadie», comentó el mandatario en su conferencia mañanera de aquel día.

Los rumores de que Alfredo Jalife llegaría a algún puesto en el gobierno y la defensa del Presidente hicieron que en aquella fecha un grupo de 142 intelectuales, entre los que estaban Mariclaire Acosta, Enrique Krauze, Soledad Loaeza, Héctor de Mauleón, el fallecido Alejandro Hope y Javier Sicilia, le escribieran una carta a López Obrador en la que le pedían no considerar a Jalife-Rahme como parte de su gobierno, por considerarlo representante de un discurso de odio en redes sociales, por sus expresiones virulentas y discriminatorias en contra de personas por motivos raciales, religiosos y de diversidad sexual. «México necesita un clima de respeto, tolerancia y conciliación, no de confrontación ni encono», le decían en su escrito los intelectuales al Presidente.

Así que, sin cuestionar el derecho personal que le asiste de demandar y denunciar a quien quiera por las razones que ella quiera, a Tatiana Clouthier se le olvidó que las críticas del comentarista fueron hechas cuando ella era secretaria de Estado y, como funcionaria pública, debiera ser más tolerante a las críticas y menos censora. Y lo demás, pues, fue un pésimo momento para que por su demanda detuvieran a un comentarista y analista que, se esté de acuerdo o en contra con él y con sus posiciones, ejerce al final el derecho a la libre expresión, sobre todo en el caso de sus cuestionamientos a una alta funcionaria del Gobierno federal.

Y si, como lo hizo en 2024, el Presidente sigue defendiendo el trabajo y la opinión de Jalife, pues no son para nada buenas noticias para la vocera de la precampaña presidencial de Sheinbaum a la que, en una de esas, este tema le traerá un costo muy alto en su imagen y en su actual posición… Otra Serpiente Doble. Mala racha de los dados.

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