jueves, noviembre 21, 2024

Están perdiendo la guerra

39 años, Elsy, y como el primer día. Hay llamas que no se extinguen nunca.

Me dijo un día Napoleón que hay dos formas de perder la guerra. Una era que el enemigo tuviera más y mejores armas, mayor número de tropas y las condiciones estratégicas en su favor. La otra manera de salir derrotado era que tu ejército se replegara, no hiciera frente al enemigo y dejara que el otro atacara con todas sus fuerzas.

     No, no he llegado aún al grado salvador de la locura. Eso me lo dijo Napoleón un día en Aguascalientes, hace unos 20 años, mientras platicábamos en una cafetería del club Futurama, a donde asistíamos regularmente.

     La lectora aguzada y el cándido lector ya se habrán dado cuenta de que me refiero al exitoso compositor José María Napoleón, quien se regresó a principios de los años 80 del siglo pasado a vivir a su tierra natal, y allá sigue.

     A lo que voy es que los mexicanos estamos inmersos en la derrota del Gobierno frente al crimen organizado, por la segunda razón que exime el compositor de ¡Vive!

     Y es que desde hace varios meses las fuerzas del orden se han estado replegando ante el avance de los grupos delicuenciales, en particular de los dos cárteles más grandes que se disputan gajo a gajo el territorio nacional.

     ¿Se da cuenta usted de que las policías, la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina siempre llegan después, cuando los eventos criminales ya están consumados? Apenas alcanzan a redimir algunos vehículos, unas pocas armas, algo de droga y casi nunca detienen a los autores materiales, que “se dieron a la fuga”. Ya de los autores intelectuales -los jefes de los sicarios- mejor ni hablamos.

     Por eso es que hay 80 asesinados cada día en el territorio nacional, por eso hay tantos secuestros, levantones, incendios, amenazas, acosos.

     Y, ay, tantos feminicidios.

     El Presidente ha terminado por obtener un alto grado de especialización en inventar excusas, decir mentiras y desviar la atención de los actos de violencia.

     Mientras, los sicarios recorren los pueblos fuertemente armados, montados en sus camionetas sin que nadie los moleste. Los convoyes del crimen organizado andan en el país como si ya hubieran ganado la guerra, y tal vez sea así.

     Roban, saquean, matan, cobran derecho de piso, amedrentan a las comunidades, se apoderan del comercio, dan órdenes a las autoridades municipales y hasta a algunas estatales y federales.

     El Gobierno de López Obrador está perdiendo la guerra, y los ciudadanos estamos desamparados ante la deposición de la fuerza del Estado. Los malosos abusan de su triunfo y cometen tropelías contra la población, en medio de la impunidad.

     El Presidente solamente atina desde sus mañaneras a negar que existen.

     Y nosotros, los conservadores, los intelectuales orgánicos, los neoliberales, los fifís, los periodistas… pero también los beneficiados de las limosnas sociales de la 4T, los chairos, los intelectuales inorgánicos, los neoconservadores de Morena, los familiares y amigos de Andrés Manuel y todos, todos los mexicanos, seguimos siendo afectados en nuestras vidas, nuestros patrimonios y nuestra dignidad.

     2 de junio de 2024.

sglevet@gmail.com

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