Por más que tratan de ocultarlo los sesudos operadores políticos y los consejeros áulicos de Rocío Nahle, el crecimiento que ha tenido Pepe Yunes como precandidato la ha terminado de desplazar del sitial único con el que empezó el proceso electoral para suceder al gobernador el próximo 1º de diciembre de este año, o sea, dentro de poco menos de diez meses (un siglo en la cuenta regresiva de los veracruzanos y un segundo en la de quienes detentan el poder actualmente).
Pepe se reveló como un candidato extraordinario, lleno de fortalezas para conquistar la simpatía y la voluntad de un pueblo que ha sido ignorado y maltratado en los últimos cinco años. Han operado en favor de él -y en contra de su oponente- su condición de nativo de esta tierra, su acercamiento a los ciudadanos, su temple y su madurez, su amabilidad y su conocimiento de la administración pública y de los problemas que aquejan a la entidad.
Pero hay además un elemento que le ha abonado singulares puntos a favor. Es el equipo de prensa que maneja su comunicación y sus relaciones con los medios y con los periodistas. Pepe es un político que en buena medida es su propio jefe de prensa por su entrañable trato de cercanía con los medios y con los reporteros, pero igualmente necesita de profesionales que hagan el trabajo fino y cotidiano en esta delicada área de la precampaña, la intercampaña y la campaña.
Conozco de primera mano la labor incansable de dos periodistas a los que reconozco como referentes del periodismo veracruzano (las damas primero): Noemí Valdez y Filiberto Vargas: ella, una gran reportera; él, un experimentado informador y analista, dueño de una prosa singular.
La inclusión de Filiberto Vargas en el equipo de Pepe fue recibida con alborozo por la prensa porque rompió la malsana costumbre de no poner a periodistas al frente de las oficinas de comunicación social. Gobernantes y funcionarios de otros pelos pretendieron que hicieran esa chamba personas sin relación alguna con la comunicación y sus protagonistas, y así le fue a muchos, como -por poner un ejemplo- a Cuitláhuac García, que insistió en mantener a un chamaco que sólo le ha dado problemas.
Filiberto Vargas aporta la madurez, el conocimiento del oficio y sus gajes, la amistad con los reporteros, que no lo ven como cercano, sino que lo que lo admiten como un igual, como uno de ellos, de nosotros. Es la garantía que ofrece el (pre)candidato de que la relación con la prensa será honesta, respetuosa, de entendimiento.
Noemí es a mi parecer la mejor reportera de Veracruz en este momento. Su trabajo en Notiver y en noticieros de radio es, por decir lo menos, magnífico. Aúna a su avidez por la exclusiva, un manejo preciso del idioma que se le agradece. Y en este proceso produce información como si fueran diez reporteros los que trajera el equipo.
Debo mencionar también a Oliver Olea, que aporta el trabajo gráfico y visual con su grupo de fotógrafos y camarógrafos de primer nivel.
He ahí una razón definitiva por la que Pepe Yunes se coloca por encima de la candidata oficial… y hay otras.