Casi para terminar la primera mitad del siglo XX estuvo de moda un bolero, “Amor qué malo eres” es su nombre, entre cuyas estrofas destacaba una: “amor cuidado con la vida, las torres que en el cielo se creyeron un día cayeron en la humillación…”, sabio consejo de muy versátil aplicación, bastante apropiada para los asuntos de la política, y de los políticos a quienes aún el más delgado barniz de poder aloca. La fuente de donde extraer los casos es fecunda y sempiterna porque forma parte consustancial de la naturaleza humana. Aquí en la entidad han florecido esas conductas, puestas en exhibición por sus portadores, la más reciente la estelarizó Erik Cisneros, de quien hace seis años nadie en Veracruz tenía referencias, pero por los azares de la política su nombre comenzó a escucharse a partir de su nombramiento como secretario de Gobierno en el equipo encabezado por Cuitláhuac García, ambos impulsados por Morena. Pocos conocieron la raíz de ese nombramiento, aunque la especulación lo ubicaba como producto de una recomendación proveniente de la entonces flamante secretaria de Energía y Minas, Rocío Nahle.
Ya en el desempeño del cargo, el señor Cisneros empezó a destacar como un genuino “hombre fuerte” en la administración gubernamental, ejecutando acciones que incluso parecían no corresponder a las instrucciones de su jefe, el gobernador. Ya encarrerado, por fijación étnica o por calculo político, el señor Cisneros emprendió una anacrónica cruzada justiciera en “defensa” de los afrodescendientes, haciendo parecer a ese sector poblacional como un fuerte bastión electoral, en ese intento solo faltó que iniciara la integración de una Comisión de búsqueda de los descendientes de Yanga para renacer el sentimiento libertario sobre el cual montarse para de esa manera conseguir la candidatura de su partido al gobierno estatal; para ese entonces ya se le estaban cruzando los cables porque en esa lógica obstaculizaba los planes de su presunta madrina política, Rocío Nahle, quien a todas luces estaba señalada para ser la candidata de Morena al gobierno de la entidad. No calculó bien don Erik al dar un salto al vacío cuando salió de su importante cargo para competir en el juego sucesorio, vaya, ni baranda tocó para la senaduría y cuando pretendió regresar a la secretaría de gobierno ya tenía la fuerza de un Tehuacán sin gas destapado mucho tiempo antes. ¿Dónde está Erik Cisneros? No figura en la lista de senadores por la vía de representación proporcional, tampoco en la de diputados federales en ninguno de los dos principios, mayoría relativa o representación proporcional ¿aparecerá en la de diputados locales? Ya falta menos para saberlo, aunque de cualquier forma poco importa.