TANTO ha expresado el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, a lo largo de su administración pública que no tiene sentido, pero que se han tomado como parte su obnubilación al ejercer un poder político impresionante que significa tener bajo su responsabilidad a una nación y sus habitantes. Bajo la influencia de esa misma condición que comenzó aquél primero de diciembre del dos mil dieciocho, ha ofendido, ha criticado seriamente a la sociedad, ha lastimado profundamente los sentimientos de gran parte de los mexicanos y ha dividido al país como una estrategia para mantenerse como el único ser que puede hacer lo que le venga en gana, creyéndose un rey todo poderoso, violando los principios constitucionales y morales, así como las leyes que rigen este país, porque para él la ley no es la ley, actuando con soberbia y desprecio con sus gobernados.
En el ocaso de su gobierno, pareciera que comienza a resentir, antes de tiempo, la ausencia de poder y consecuentemente volver a ser un ciudadano común y corriente, ya sin la envestidura presidencial que le la ha otorgado esa omnipotencia que ha usado claramente para los fines personales, de su familia y el círculo de amigos muy cercano, a los cuales ha enriquecido con los recursos propios del país, producto de la recaudación de impuestos que pagan todos los ciudadanos que sí trabajan y aportan permanentemente la parte que les corresponde a la conformación del erario nacional.
¿Qué le pasa al presidente, que recientemente ha declarado descaradamente que sobre la ley está su autoridad moral y política, generando una enorme controversia nacional y un enorme desencanto entre el pueblo mismo que no da crédito a este pensamiento de un hombre que se dice ser el representante de la nación? Para la mayoría de los mexicanos, este hombre ha enloquecido.
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EL RESCATE DE LA NACIÓN
AHORA MÁS QUE NUNCA, la sociedad está plenamente convencida de que fue un error haber votado en el dos mil dieciocho por un personaje que ha puesto todo su interés y esfuerzo en destruir las instituciones nacionales. Ha derrochado impunemente los recursos de todos los mexicanos en obras que solamente su mente concibió como proyectos viables. Nada ha servido, todo ha sido un fracaso y su gobierno que ya está por fenecer, dejará como una herencia maldita la gran deuda pública que difícilmente se podrá pagar.
Por eso, la misma sociedad civil está participando y haciendo el llamado urgente y necesario para que se busque la manera de rescatar a la nación a través, primero, de su asistencia a las urnas electorales, reflexionando profundamente la emisión de su voto.
La nación ya no esta al borde del fracaso, sino que va en caída libre a un abismo del cual no podrá salir, salvo que en las próximas elecciones se detenga su llegada al fondo del vacío y pueda emerger con mayores bríos y encontrarse con un nuevo futuro que le permita desarrollarse en plenitud bajo condiciones de paz, tranquilidad, seguridad y un buen gobierno que garantice la estabilidad y el respeto absoluto a un verdadero estado de derecho.
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EL PRÓXIMO MARTES, PEPE, CANDIDATO DEL PRI
SE VAN CUMPLIENDO las formalidades de la candidatura de Pepe Yunes a la gubernatura del Estado, donde cada partido que va en coalición deberá emitir la declaración correspondiente acerca de su candidato oficial y será, precisamente mañana martes cuando el PRI le otorgue la constancia mediante la cual este partido acreditará a un verdadero veracruzano, como su candidato. El trascendente acto se está organizando para que tenga lugar alrededor de las nueve de la mañana en la sala de expresidentes del edificio priista, ubicado en Ruiz Cortínes y Francisco Moreno
Con este evento, el Partido Revolucionario Institucional, declara que ha concluye el proceso interno y que habiendo satisfecho los requerimientos necesarios se procederá a oficializar la candidatura.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.