La importancia de las redes de telecomunicaciones es fundamental en el mundo moderno. Esta radica, entre otras, en la posibilidad de conectar instantáneamente a las personas sin importar las distancias, facilitar actividades como el comercio electrónico, la educación a distancia y la telemedicina. Además, estas redes son importantes para generar y gestionar operaciones en cadenas de suministro, transacciones financieras y la colaboración global. En situaciones de emergencia, gracias a su capacidad para facilitar la comunicación y coordinación de los servicios de rescate y asistencia, pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Las redes de telecomunicaciones son el pilar de una sociedad interconectada y eficiente, impulsan el progreso y apoyan innumerables actividades gubernamentales, comerciales y sociales.
Por su importancia y trascendencia para el país, en los últimos meses las candidatas a la Presidencia de la República han abordado el tema, proponiendo desde la consolidación de una red nacional de telecomunicaciones, la integración de la infraestructura de telecomunicaciones existente y de nueva creación (incluye recursos satelitales y espectrales), el desarrollo de capacidades tecnológicas propias para garantizar la soberanía tecnológica, hasta la creación de un entorno digital que desarrolle sistemas de salud, educación y seguridad y, la promoción de un gobierno digital. Estas propuestas reflejan la trascendencia de las redes de telecomunicaciones en diversos sectores y su papel en el avance hacia una sociedad más conectada y digitalizada.
El 25 de abril pasado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tomó decisiones importantes sobre las facultades del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) en relación con la Capacidad Satelital Reservada al Estado (CSRE). Estas determinaciones, fundamentales para la estructura regulatoria de las telecomunicaciones en México, confirma las facultades del IFT para que mantenga su rol como regulador del espectro radioeléctrico y las comunicaciones vía satélite, mientras que la SICT se deberá enfocar en la administración y política de la capacidad satelital reservada al Estado (CSRE).
La CSRE, es un componente crítico de la infraestructura de telecomunicaciones del país, y su regulación es clave para garantizar que el Estado tenga acceso a los recursos satelitales necesarios para sus funciones esenciales. Por ello, el mismo día que la SCJN determinó las facultades del IFT y de la SICT, el Ejecutivo Federal publicó el reglamento sobre CSRE, estableciendo que la SICT es la autoridad encargada de definir la CSRE, en coordinación con las dependencias y entidades correspondientes, también determina el proceso de asignación de la CSRE por parte de la Secretaría y la autorización para la explotación de los derechos de emisión y recepción de señales y bandas de frecuencias asociadas a sistemas satelitales. El reglamento también establece que es una obligación de operadores satelitales (mexicanos y extranjeros) de proveer capacidad satelital gratuita al Gobierno mexicano, misma que se ha identificado como una de las causas del retraso en el crecimiento de los satélites nacionales, ya que grava de manera superlativa a los satélites mexicanos respecto a los extranjeros. Ejemplo de lo anterior, establece que la CSRE para cada satélite mexicano en promedio es de 112.59 MHz, mientras que para la constelación de satélites de Intelsat, la CSRE es en promedio de 0.28 MHz por satélite.
Para avanzar en la implementación de políticas que propicien una amplia y mejor cobertura digital a través de la modernización e innovación de la infraestructura de telecomunicaciones existente y de la generación de nuevos medios que propicien la disminución de la brecha digital en el país, es necesario atender aspectos como la cobertura, considerar además de satélites, múltiples redes terrestres (fibra óptica, radiofrecuencia, móviles de 5G) que provean alta capacidad de transferencia de datos. Soberanía, impulsar la investigación y desarrollo tecnológico aeroespacial, para que algún día tengamos soberanía satelital y espacial. Disminuir la desigualdad, impulsar ecosistemas complementarios de tecnologías de acceso y alimenten el desarrollo de habilidades y economías complementarias.
El tema debe observarse con mucho interés y cuidado, ya que desde hace décadas, México relegó lo satelital y ahora requiere reconstruirse. Nuestro país puede aprovechar su posición en el ámbito internacional para que en el concierto de naciones pudiera crearse una alternativa que provea de comunicaciones e internet a la población, sin la dependencia de empresas transnacionales que en muchas ocasiones no generan transferencia tecnológica.
El investigador Kentaro Toyama afirma sobre Internet y la desigualdad que La tecnología es una herramienta; amplifica las capacidades humanas existentes. Esto significa que, en todo caso, la difusión indiscriminada de la tecnología digital tiende a agravar las desigualdades. La tecnología sólo ayuda cuando hay una firme intención económica, política y cultural de luchar contra el gradiente de desigualdad.
Ideario en Perspectiva
Existe un dicho popular que cita: «Con promesas no se cubre la mesa». Lo anterior sugiere que las promesas por sí solas no son suficientes para satisfacer las necesidades prácticas o resolver problemas; se requieren acciones concretas. Las palabras deben ir acompañadas de hechos para tener un verdadero impacto