El 29 de agosto aludimos los políticos pragmáticos y camaleónicos en los siguientes términos: “Como en toda actividad humana también en política los extremos son inconvenientes y en no pocas ocasiones resultan “excesivos” porque desnudan a quienes lo practican. Ricardo Monreal es un caso muy a propósito para explicar ese fenómeno porque se trata de un político atípico desde la perspectiva de su “sensibilidad” e indudable preparación académica; no es un improvisado en los menesteres de la cosa pública según lo demuestran sus treinta años de trayectoria política. Se inició en el Partido Revolucionario Institucional que lo hizo diputado en 1988-1991 y presidente de su CDE en Zacatecas, en 1998 brincó al PRD como candidato al gobierno de Zacatecas y obtuvo el triunfo electoral (1998-2004), senador en dos ocasiones, una con el Partido del Trabajo, y fue fundador de Morena junto a López Obrador, entre otros. Monreal ha destacado en su actividad parlamentaria y como impulsor de MORENA, ha sido bastante dúctil para resistir los sinsabores ocasionados porque el presidente, si bien le reconoce capacidad operativa, no le tiene plena confianza. Monreal obedece a su instinto político, absorbe golpes y traga sapos, no desatina ni desafina, sabe esperar los tiempos y al final consigue permanecer en el tinglado político, es político pragmático no ideologizado y acaso es dueño de una capacidad camaleónica que le permite subsistir en el proceloso mar de la política. Pudiera ser del agrado o no de muchos esa actitud de Monreal, pero este es un animal político y tal condición requiere de capacidad para adaptarse al curso de las circunstancias. Porque en política, quien carga con el pesado bagaje de los escrúpulos está condenado al fracaso.
Ahora, a propósito de la “férrea” defensa que Ricardo Monreal hace de la reforma al Poder Judicial en términos radicalmente diferentes a cuando se refería al Poder Judicial nominándolo como un garante de la justicia y la democracia en este país, podemos ratificar lo de pragmático y camaleónico porque este político lo caracteriza de muy fiel manera, en términos del coloquio popular es como la chimoltrufia “como dice una cosa dice la otra”, y esa versatilidad le rinde suculentos frutos, para empezar su actual posición de líder cameral en la Cámara de diputados y la muy preocupante determinación del Tribunal Electoral de la CDMX de declarar nula la elección de la alcaldía de Cuauhtémoc. Ese episodio invita a abundar sobre el perfil de un político, porque, además de pragmático y camaleónico destaca también su capacidad mimética, su habilidad histriónica, porque su muy dúctil naturaleza se acomoda para asegurar hoy lo que mañana negará con gran presteza, su lealtad es solo a sí mismo, si recibe agravios los traga sin expresar mueca alguna, tiene la paciencia de Job y salta en el momento oportuno al lado opuesto de donde obtuvo canonjías sin par. Así sobrevive tormentas, según convenga convierte aliados en acérrimos enemigos, siempre estará del lado soleado de la acera. Guardadas las proporciones, Ricardo Monreal recuerda a Joseph Fouché, el ministro de policía de Francia que sirvió durante la Revolución francesa, el Imperio napoleónico y la Restauración borbónica en Francia, es el prototipo del político convenenciero, “grillo” y político a la vez, genuflexo y autoritario según el caso, en esa categoría encaja Ricardo Monreal quien lo mismo presume de su catedra en la UNAM y defiende la magna autoridad del Poder Judicial que despotrica contra ese Poder porque las circunstancias ya cambiaron. Quedan para la narrativa histórica de este crucial momento que vivimos los audios que la tecnología aporta son su fiel testimonio.