Juegos de Poder
Ayer, de nuevo, el Presidente me criticó en la mañanera. No me espanta. Yo, a diferencia de él, sí creo en la libertad de expresión. Por mí, puede decir lo que quiera.
Como Presidente, lo respeto. Yo también lo he criticado muchísimas veces y lo seguiré haciendo cuando considere que se equivoca. Pero él, a diferencia mía, siempre repite las mismas dos críticas en mi contra.
La primera es decir que yo le confesé que era neoliberal. Efectivamente, eso le expresé cuando lo entrevistamos en Tercer Grado. A mí no me da pena, a diferencia de otros neoliberales que se han escondido penosamente durante este sexenio, revelar mis preferencias ideológicas.
Yo le pregunté a López Obrador: “¿Y qué va a pasar el próximo sexenio con los que nos consideramos neoliberales?”, a lo que respondió: “Los vamos a convencer”. Con un espíritu liberal, pensé: “Veremos, igual y tiene razón y, con un buen gobierno, nos demuestra que estábamos errados”.
No ha sido el caso.
En este sexenio, el crecimiento económico ha sido raquítico. El peor desde el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988). No resolvieron el problema de inseguridad que heredaron. Echaron a perder el sistema de salud pública. Le entregaron de regreso el control de la educación a los sindicatos. Quebraron a Pemex y México se convirtió en el policía migratorio de Estados Unidos.
No todo fue negativo. Reconozco la renegociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos (por cierto, la joya de la corona de las políticas económicas neoliberales), respetaron la autonomía del banco central, subieron el salario mínimo sin que aumentara la inflación y rescataron derechos laborales de la clase trabajadora.
¿Me convenció López Obrador de dejar de ser neoliberal?
Para nada.
Hoy sigo creyendo más en la eficacia del mercado que del Estado, sobre todo en México, donde los gobiernos son tan malos administradores.
El Presidente afirma que yo le confesé mi neoliberalismo como si le haya revelado que fuera un asesino serial. Denota, así, su intolerancia.
A diferencia mía, él no puede sentarse a debatir con los que piensan diferente. Yo lo hago todos los días en mi programa Es la hora de opinar y lo disfruto mucho. Nadie, señor Presidente, es dueño de la verdad.
El otro refrito que utiliza AMLO para atacarme es un viejo video de antes de la elección de 2018. Ayer lo volvió a poner en la mañanera.
Se trata de una entrevista que le realicé al director del Economista, Luis Miguel González, en Es la hora de opinar. Aquí lo importante es recordar los dos principales eventos que en ese momento estaban presionando el tipo de cambio del peso frente al dólar. Uno era la posible victoria contundente de AMLO con la posibilidad de revertir las reformas económicas orientadas hacia el mercado. El otro acontecimiento era la amenaza del entonces presidente Donald Trump de acabar con el tratado de libre comercio con México.
Este segundo factor, más que el triunfo de AMLO, era lo que tenía más nerviosos a los mercados.
Le presentamos al auditorio dos escenarios opuestos. Uno: pierde López Obrador la elección y sí hay tratado con Estados Unidos. Luis Miguel calculó una revaluación que llevaría el dólar a entre 17.5 y 18 pesos. Dos: gana AMLO de manera contundente, tiene mayoría en las cámaras, echa para atrás reformas estructurales y no hay tratado con el vecino del norte. El dólar se iría a entre 25 y 27 pesos, pronosticó Aguilar.
Por fortuna, no se cumplió este segundo augurio porque se logró mantener un tratado comercial con EU.
A González y a mí lo que más nos preocupaba era el amago de Trump de salirse del TLCAN. Hoy sabemos que se trataba de una amenaza real.
Pero el ego de AMLO es tan grande que no entiende que él no era el protagonista del segundo escenario en cuestión, sino Trump. Ya lo he aclarado muchas veces. Lo reitero porque no queda de otra: el que calla, otorga.
Ayer, en la mañanera, dijo que todos mis pronósticos han sido fallidos y, sin embargo, sigo “en la empresa de televisión. Cualquier otro trabajador con tantas fallas ya lo hubiesen ‘cepillado’. Pero no lo tienen ahí por ser experto, por ser profesional, lo tienen ahí porque tiene una postura conservadora en contra de nosotros”.
Si hablamos de pronósticos fallidos, habría que recordar que él prometió que la economía crecería al 4% anual. Resulta que crecimos 5%… pero en todo su sexenio. Y él sigue siendo Presidente.
Bueno, por unos cuantos días más, porque luego, muy democrática y republicanamente, se retirará de la política.
¿Verdad, Presidente?
Twitter: @leozuckermann