miércoles, octubre 16, 2024

Morir en Petaquillas

Estrictamente Personal

Raymundo Rivapalacio

El alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, había ido a una reunión en Petaquillas, sin que nadie lo acompañara. Fue la última vez que se tuvo contacto con él.

En su primera aparición en público, el gabinete de seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum evadió al elefante en la sala. Se fue por las ramas cuando la prensa pidió información sobre el asesinato del alcalde de Chilpancingo, y lo más que dijo, en voz del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, es que el infortunado Alejandro Arcos había ido a una reunión en Petaquillas, una comunidad al sur de la capital estatal, en su camioneta, sin que nadie lo acompañara. Fue la última vez que se tuvo contacto con él, que dos días después apareció decapitado.

En la ubicación del último lugar donde se presumió con vida está la clave del asesinato, pero también el origen de un crimen que empezó a construirse hace poco más de dos años, cuando el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador le entregó la región al grupo criminal Los Ardillos, fundado por un expolicía, Celso Ortega Rosas, que heredó el negocio a sus hijos Celso y Antonio Ortega Jiménez, porque su otro hijo, Bernardo, exalcalde y exlíder del Congreso estatal, ha sido un operador eficiente del PRD desde antes que se dividiera en Morena, que controla los distritos de la zona metropolitana de Chilpancingo.

La historia del asesinato de Arcos puede decirse que comenzó el 6 de junio de 2022, mucho antes de que se planeara su muerte, cuando un distribuidor de pollo que tenía apenas tres días de haber regresado a Chilpancingo luego de haber sido desplazado por la violencia, fue asesinado en los pasillos de los locales de carne, pescado y pollo del Mercado Central Baltazar R. Leyva Mancilla.

Al día siguiente, los pobladores de Petaquillas bloquearon las carreteras de acceso a su comunidad, privaron de su libertad a unos 25 soldados y policías que estaban realizando patrullajes por la violencia en la zona, y tomaron cautivo al entonces director de Gobernación de Guerrero, Francisco Rodríguez Cisneros –actualmente subsecretario de Gobierno en la administración de Evelyn Salgado– por casi 10 horas.

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