Prosa aprisa
No hay mal que por bien no venga, dice un famoso refrán popular.
Creo que eso es lo que piensan o creen en el PAN estatal luego de lo que se consideró una traición de los senadores Miguel Ángel Yunes Márquez y Miguel Ángel Yunes Linares cuando decidieron, este día 10, hace un mes, sumarse a la causa de Andrés Manuel López Obrador y votaron a favor de la reforma judicial.
Nadie se lo creía. Nadie se lo esperaba. Pero sucedió.
Desde entonces, 10 de septiembre, se inició un proceso de expulsión de las filas del partido blanquiazul, del cual están notificados los de El Estero, pero cuyas consecuencias aun no terminan.
Hay varias versiones del por qué los Yunes azules traicionaron a su partido, a quienes votaron por ellos y a la oposición, y tal vez la más creíble es que los apretó tanto el gobierno que entre la seguridad de su familia y conservar sus bienes y su sometimiento al poder, optaron por la segunda opción.
Lo que son las cosas, las circunstancias políticas. Un mes después, lo que se sabe, hilando aquí, tejiendo acá, es que los verdaderos panistas recuperaron el total control de su partido, que habían perdido ante los Yunes, quienes por su astucia se habían apoderado del control del 25 por ciento del Comité Directivo Estatal, de la Comisión Permanente y del Consejo Estatal.
Hace 16 años, el 15 de junio de 2008, invitado por el entonces dirigente estatal del PAN, Víctor “Pipo” Alejandro Vázquez Cuevas, Miguel Ángel Yunes Linares se afilió a ese partido.
Diez años más tarde, ya como exmilitante panista, “Pipo” confesó: “… desde entonces he vivido atormentado por la carga que representa haber cometido ese error, el peor error de mi vida política”.
¿Sabrá Víctor Alejandro que hoy Miguel Ángel y su hijo del mismo nombre fueron notificados ya del proceso de expulsión que existe en su contra por, de hecho, haberse sumado a Morena en el Senado?
¿Por fin, aunque ya no panista, descansará su conciencia por aquel error que cometió, el peor de su vida política?
Originalmente, el exgobernador dijo que permanecerían en las filas blanquiazules y que se defenderían estatutaria y legalmente en contra de la expulsión que ha decidido la cúpula nacional.
Tanto en la dirigencia nacional como en la estatal saben muy bien que la ley los protege, pero es tan abierta su intención promorenista que por ahí ven una rendija para argumentar ante los tribunales que su permanencia es insostenible y que tienen que irse.
En el plano local, estatal, de hecho, todos los yunistas azules ya se fueron, si bien aún no expulsados, si de los cargos que ocupaban en los órganos estatales. Creen que finalmente renunciarán a su militancia sin presión alguna, por voluntad propia.
Lo que trasciende es que hubo una negociación interna y que los yunistas, si bien al principio se resistieron, finalmente entraron en razón y optaron por irse antes de que los fueran.
Por eso se marcharon de sus cargos. Saben que los consideran traidores y que no confían en ellos y que no tienen futuro en el que, de hecho, fue su partido.
Una versión que tiene el columnista es que ante la situación en la que se metieron, el jefe del clan, Yunes Linares, pidió a los suyos hacerse a un lado, replegarse, y que al final, los dejó en libertad de que opten por lo que más les convenga.
Renunciaron dos yunistas al Comité Directivo Estatal, seis a la Comisión Permanente y 16 al Consejo Estatal. En Consejo estatal, panistas de los diversos grupos, algunos militantes de toda la vida, ocuparon de inmediato esos espacios.
En corto, panistas comentan que no sabían cómo, o no esperaban alguna vez, poder deshacerse de los yunistas, que ejercían un gran control por el hecho de controlar el gran bastión que representa la zona conurbada Veracruz-Boca del Río-Medellín-Alvarado (Riviera Veracruzana).
Sin ellos, ahora se preparan para la contienda municipal del próximo año, si bien aceptan, sin ninguna objeción, que de antemano tienen perdida la zona conurbada porque los Yunes controlan el 95 por ciento de la estructura electoral que, piensan o creen, que se la entregarán a Morena o que la retendrán con sus propios candidatos.
Pero el resto del estado, aseguran, es de los panistas auténticos, excluidos los exdirigentes estatales Joaquín Guzmán Avilés y José Mancha Alarcón, quienes combaten a la actual dirigencia estatal, así como el ahora diputado federal Julen Rementería, sin ninguna fuerza, como lo refleja el hecho de que tiene un solo consejero en la estructura estatal.
Los panistas, pues, que se consideran auténticos, no solo se han reorganizado, sino que incluso consideran que serán competitivos en el proceso municipal en 150 municipios, con toda la decisión de no volver a hacer alianza con ningún otro partido.
Ellos dicen que al final, sin esperarlo, salieron ganando con la salida de los Yunes.
A los Yunes se les abrieron militantes blanquiazules como Víctor Serralde y Germán Illescas, quienes optaron por jalar con la dirigencia estatal, y a Mancha Alarcón, Agustín Basilio de la Vega, ahora a cargo del área de Comunicación Social.
La llegada de Esteban Bautista a la Jucopo
Comenté ayer que el diputado local electo Esteban Bautista Hernández tiene línea directa con la gobernadora electa Rocío Nahle.
Exalcalde de Tatahuicapan en dos ocasiones y exdiputado federal, ayer fue elegido por la bancada de su partido, mayoritaria, como futuro nuevo presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local.
Siempre estuvo perfilado, pero se condujo con gran discreción, contrario al diputado Diego Castañeda, quien se anduvo promoviendo en algunos espacios periodísticos, o allegados suyos se encargaron de hacerlo, al grado de filtrar la versión de que no solo iba a presidir la Jucopo sino que había reclamado a la gobernadora 15 posiciones para los suyos.
Lo que comentan algunos diputados es que con la designación se vio la fuerza política de la gobernadora electa Nahle, pues de último momento, desde la cúpula nacional de Morena trataron de imponerle al diputado local plurinominal por Huatusco, Alejandro Porras Marín, pero no solo resistió la presión, sino que pudo llevar al cargo a su hombre de confianza.
Habrá relevo en el Verde
Ya está decidido. Será en los primeros días de noviembre cuando el joven Édgar Herrera Lendechy asuma la dirigencia estatal del PVEM, que ahora ocupa provisionalmente el nuevo diputado local Marcelo Ruiz. El futuro nuevo dirigente es actualmente el secretario de Organización del comité directivo estatal.
Y nombran a Javier Herrera en importante comisión
¡Vaya! Por otra parte, el diputado federal Javier Herrera Borunda fue nombrado ayer como presidente de la Comisión de Vigilancia a la Auditoría Superior de la Federación de la nueva Legislatura federal.
El veracruzano, hijo del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, es también secretario de Organización de la dirigencia nacional del PVEM.
La Comisión es muy importante porque, por ejemplo, de ella dependen los titulares de los Órganos Internos de Control de los organismos constitucionales autónomos como el INE, el INAI, el IFT y la CNDH entre otros, puede proponer al pleno la designación de sus titulares y exigirles cuentas, además de fiscalizar a las entidades de todo el país.
En sus cuentas de las redes sociales, Javier dijo que para él, el nombramiento era de significativa relevancia. “Me siento muy honrado y quería compartirlo con ustedes, paisanos”.
Mi solidaridad con Chava Muñoz
El amigo, compañero periodista, Salvador Muñoz, denunció que está siendo víctima de la agresión de una persona de la que solo sabe que se llama Aldo, pero también de que ha sufrido intentos de hackeo de su página WEB, Los Políticos Veracruz, y que lograron tirarle su cuenta personal de Facebook y el de su página. La agresión ha sido física y verbal.
Su agresor incluso motivó que lo llevaran detenido al cuartel San José acusado de alterar el orden público, lo que, estoy seguro, nunca haría. Desde este espacio le expreso mi más completa solidaridad y exijo a la autoridad que no solo se le proteja, sino que se proceda contra quien atenta contra su integridad.