Agencias/Sociedad 3.0
Sentados frente a la Presidenta, que los recibió la tarde del pasado lunes, Adán Augusto y Ricardo Monreal se hicieron de palabras y subieron el tono, a pesar de que la doctora los llamaba al orden. La escena de los dos engallados coordinadores molestó tanto a la doctora, según nos dicen fuentes directas de Palacio Nacional, que ordenó que se prepare un relevo en ambas coordinaciones, a las que llegarían en el Senado, Ignacio Mier Velasco, el senador poblano que fue un disciplinado coordinador de diputados en la pasada legislatura y en la Cámara de Diputados el sustituto sería Alfonso Ramírez Cuellar, cercano a la Presidenta.
La decisión salomónica de remover a los dos líderes del oficialismo en el Congreso se aplicaría si ambos no cesan la intensidad de su pleito y persisten en dividir a las dos bancadas de Morena. La instrucción, nos dicen las fuentes, ya fue dada por la Presidenta, que, al ver personalmente el nivel de tensión y enfrentamiento entre los dos, les mandó el mensaje claro y directo con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, «o se calman y paran la división entre morenistas en el Congreso, o se van los dos».
Por lo pronto los nombres del poblano Mier y del también zacatecano Ramírez Cuellar están ya en el escritorio de la Presidenta como los posibles sustitutos que podrían entrar a las coordinaciones parlamentarias de la mayoría morenista. La mandataria, nos comentan, habría decidido darles lo que resta del año y en enero, antes de que comience el primer periodo ordinario de sesiones, se tomaría la decisión de hacer o no el relevo, dependiendo de la actitud que asuman Adán Augusto y Ricardo Monreal.
Y es que por más que públicamente haya querido minimizar la gravedad del enfrentamiento público entre sus dos líderes del Congreso, incluso como lo hizo ayer riéndose y culpando a «nuestros adversarios que hacen esto muy grande», entre los asesores de la Presidenta tienen muy claro y así se lo dijeron a la mandataria, que tiene que dar un mensaje de fuerza y de poder, ante los desplantes que han protagonizado Monreal y Adán, no sólo en este pleito que hicieron público ellos mismos desde la tribuna del Senado, sino también cada uno de ellos en el manejo autoritario y patrimonialista del liderazgo que les confió su partido.
Así que veremos qué tanto duran en Palacio Nacional en tomar la decisión definitiva y buscar el cambio de los dos coordinadores que se han vuelto ya un problema para la Presidenta por su protagonismo y por el poder que los dos han acumulado y que, a querer o no, ha hecho ver en ocasiones que ellos tienen su propia agenda, ya sea personal o vinculada al expresidente y a sus intereses.
Enero, nos dicen, sería el mes clave para que la presidenta Sheinbaum realice esos y otros cambios, incluidos algunos del gabinete, con los que podría sacudirse a algunas de las muchas herencias que le dejó su antecesor y que no necesariamente le han funcionado en su gabinete, en la medida en que ciertos colaboradores no siempre le responden a ella y a su autoridad como titular del Ejecutivo federal.
Es cierto y quizás tenga razón la Presidenta en decir que el pleito no era tan grande y que creció por la difusión en los medios y en redes sociales. Pero que no se le olvide a la mandataria que fueron el propio Adán Augusto, primero, el que abrió fuego contra Monreal desde la tribuna del Senado, para pelearse por un 2% del presupuesto senatorial, que no llegaba ni a los 120 millones de pesos, de los cinco mil 104 millones que recibirá el próximo año la llamada Cámara Alta.
Es decir, que habla muy mal de su movimiento político ver a dos líderes parlamentarios pelearse como fajadores callejeros por un dinero que ni siquiera les pertenece y es de los contribuyentes. Y habla todavía peor de la Presidenta, si no tiene la capacidad ni el liderazgo para controlar a sus propios correligionarios, ¿entonces cómo les pide a los mexicanos tener calma porque ella podrá enfrentar los fuertes desafíos que se le vienen al país en 2025 con la llegada de Donald Trump?
El pleito callejero y por dinero entre Adán y Ricardo ya se le volvió también un problema a la Presidenta, porque si deja crecer este enfrentamiento y se dividen las mayorías de Morena en el Congreso, no sólo se arriesga a que su imagen se dañe por no haber podido controlarlos, sino que además las mayorías que Morena se autoadjudicó con interpretaciones constitucionales y con el aval del INE y el Tribunal Electoral correrían peligro de fracturarse y ella perdería el control absoluto que hoy tiene del Congreso.
Así que, por lo pronto, parafraseando al legendario Sony Alarcón: «Hay movimiento en el dugout morenista en el Congreso y ya se ve tirando bolas y calentando el brazo a dos posibles pitchers sustitutos, listos para entrar al relevo de las coordinaciones parlamentarias en cuanto la entrenadora de Palacio dé la orden»… Los dados siguen enrachados y mandaron otra Escalera Doble.