Esta mansión de peregrino que reviste nuestra existencia física es a todas luces muy perecedera ¿quién pudiera ignorarlo si en cada momento de nuestra vida comprobamos el inexorable transito del hombre hacia lo desconocido? Pese a ese inevitable devenir, el paso de lo que alienta vida hacia lo que llamamos muerte produce un intenso sentimiento de desolación entre quienes lamentan la partida de un ser querido y/o de una personalidad de destacados méritos. Tal es el caso de Carlos García Méndez, fundador e impulsor de la Universidad de Xalapa, un hombre bien dotado para la academia y todo un virtuoso como ciudadano emprendedor de las mejores causas sociales. Carlos García Méndez ha trascendido el plano de esta dimensión, deja tras de sí una gran estela de realizaciones, huella imborrable de su paso por este gran universo de ciclos que es la vida. Quienes sobre el tema filosofan aseguran que todo en la vida es transformación, metamorfosis, que el cierre del ciclo de vivencias sociales es solo el inicio de uno más del eterno movimiento de la vida. Pueden tener razón si nos atenemos al caso de Carlos García Méndez, un ciudadano ejemplar, de vida positiva y de ejemplo sin par para familiares y amigos, para quienes servirá como un bálsamo de consuelo y de permanente presencia. Ahora Carlos García Méndez ya descansa en paz.