Juegos de Poder
Había escuchado a los que la habían odiado y también a los que pensaban que era una obra maestra. Así llegué a ver la película Emilia Pérez que tanta controversia ha generado. Mi evaluación: es una película…eh; ni fu ni fa, para decirlo en otras palabras.
No es un churro como muchos creen, pero tampoco la gran cinta que merece 13 nominaciones para los Premios Oscar.
Hay que aplaudir, eso sí, a los productores por su audacia al apoyar la idea de un musical sobre un capo del crimen organizado de México que, pobrecito, está deprimido porque siempre quiso ser una mujer y, desesperado, contrata a una abogada para que le arregle todo lo relacionado con su operación de cambio de género.
Era una jugada arriesgadísima, pero, por el número de premios que ha recibido y sus nominaciones al Oscar, vaya que les funcionó.
No así en términos de rentabilidad comercial. Ahí sí, al parecer, perdieron mucho dinero. La producción costó alrededor de 28 millones de dólares y ha recaudado unos 10 millones de dólares a nivel mundial. En México, como lo ha dado a conocer la prensa, fue un fracaso en la taquilla recaudando 9.4 millones de pesos. Durante su segunda semana en cartelera, Emilia Pérez ni siquiera figuró en la lista de las diez películas más vistas en los cines. Después de la tercera semana, prácticamente desapareció de la cartelera.
Es evidente que Emilia Pérez no gustó en México, país en donde se desarrolla la trama y uno pensaría que atraería más audiencias. No fue así.
En suma, muy aplaudida por la crítica (72% en el Tomatómetro de Fresh Tomato) y poco apreciada por el público (17% en el escore de audiencias de Flixter).
Entiendo por qué les gustó tanto a los críticos de cine. En un mundo donde las películas son remakes, refritos de cintas anteriores, mismas historias cambiando ciertos detalles y sagas de universos inventados, puede resultar fresco un musical tan heterodoxo. El de un violento narcotraficante que se convierte en una generosa mujer que abraza las mejores causas.
El resultado, insisto, es intrascendente. Yo me entretuve dos horitas en el cine y nada más. Me comí mis palomitas, me reí en un par de escenas, agradecí uno que otro baile, en algún momento me enojé por lo ridículo del guion y odié la actuación pocha e insoportable de Selena Gomez. Me gustó más el desempeño de Zoe Saldaña como la abogada que la de Karla Sofía Gascón en el papel de Emilia Pérez.
No se puede entender, desde luego, la gran controversia que ha generado la película en estas épocas del trumpismo donde los derechos trans han retrocedido debido al advenimiento de un movimiento conservador. En lo personal no me gusta el wokismo, pero como liberal que soy, reconozco los derechos que tiene la comunidad transexual. No descartaría que ésta fue la razón por la que la Academia de Hollywood le otorgó tantas nominaciones a Emilia Pérez: para enviar un mensaje político a Washington.
A muchas personas les desagradó la película por los estereotipos que maneja. En particular, la visión que se retrata de México. Si esto les molesta, pues creo que por ahí de 75% de las películas de Hollywood, en particular los musicales, les debería chocar. Recordemos que estamos hablando de películas para entretener, no de ensayos en revistas académicas para entender la realidad.
¿Acaso no hay estereotipos en Mary Poppins, El mago de Oz o Amor sin barreras?
Dejo para el último el tema que, en lo personal, más resquemor me generó. El uso de un tema delicadísimo para los mexicanos. Me refiero a los desaparecidos.
Por un lado, pensé que no estaba mal usar este asunto en un musical si esto despertaría un interés en el mundo por los más de 100 mil desaparecidos que hay en nuestro país. Acepto la relativa trivialización (el medio) para conseguir este fin.
Pero, por otro lado, los desaparecidos acaban siendo una excusa para darle cabida al melodrama familiar de Emilia Pérez. Utilizaron algo muy doloroso para nosotros, los mexicanos, para ensalzar la imagen de la protagonista. Me parece un uso deshonesto de un terrible problema que no hemos podido resolver.
En este sentido, sería muy interesante preguntarles a las víctimas de los desaparecidos qué opinaron de Emilia Pérez.
En conclusión, donde muchos vieron gran profundidad, yo, al revés, observé mucha superficialidad en una película que acaba siendo eh.
X: @leozuckermann