sábado, febrero 22, 2025

ESTEBAN, UN LIBRO NO ESCRITO

Salvador Muñoz

Los Políticos

Esteban Bautista Hernández es un libro no escrito. Es la historia de la izquierda en el sur de Veracruz. Son páginas de 15 años de clases y a veces, el reencuentro con esos alumnos ya con canas y algunos con sobrepeso… es el político capaz de resistirse al encanto del poder convencido del compromiso con su pueblo… fue el alcalde y también el diputado… es el esposo, no sólo casado con la mujer, sino también con sus ideales… es el activista que movió presidentes municipales en defensa de sus derechos… igual es el padre que llama al orden a su hijo pero también es el abuelo que se dobla si el nieto enferma y le manda un mensaje que atesora en sus oídos: “Tata, no te agüites!”

La plática se da en un desayuno con la prensa que cubre el Congreso local… apenas si come su mantecada pero sí le entra al cafecito… Le pregunto el porqué se talla mucho sus ojitos pispiretos pero me dice que no… y si lo hace es porque usa lentes y se le cansa la vista… El diputado Miguel Pintos Guillén me dio otra versión, pero respetaré su respuesta…

Llegó a Xalapa apenas este martes; salió de su Tatahuicapan ayer por la mañana e hizo una escala en Catemaco (reunión de trabajo) que se prolongó un poco. Y condujo desde allá hasta acá. Y no es que carezca de chofer, esta ocasión fue excepcional aunque asegura que desde que entró al servicio público, son ya 24 años de recorrer las carreteras de Veracruz y hasta ya le tocó una corretiza allá por Tinajas.

Por supuesto, esas largas horas en carretera no se comparan con aquellas cuatro horas de caminar de Tatahuicapan de Juárez a la comunidad de Pilapillo, recorrido que hacía para ir a dar clases a la primaria Cuauhtémoc, en El Toronjal.

Allá, en esos mundos lejos del Gobierno pero cerca de Dios, conoció la bondad de la gente que nunca lo dejó solo en su escuela. Los fines de curso, siempre lo hacían fuerte doña Rufina, doña Leonor, la Iglesia, con los adornos…

Allá igual se daba tiempo en esa semana que pasaba en la escuela para cortar el cabello a sus alumnos… Un día, Doña Pina se acercó a sabiendas de sus dotes de peluquero y de plano le pidió ¡que le despuntara el cabello!

Igual le comento la anécdota de que había confundido al titular del canal del Congreso de Jalisco, Carlos Hoeflich; igual me responde que le conoce, pero nada más le dijo que se parecía a Sergio Gil Rullán… respeto su respuesta.

Padre de un ingeniero civil, Aldo; y de un ranchero de 26 años, Ángel, sembrando maíz para alimento de ganado, del que piensan sacar esta vez 120 toneladas…

Es Abuelo de Camila, Quetzalli y Angelito, el del mensaje estando malito, que le dice a Esteban Bautista: “Tata, no te agüites”.

Y también es Amigo, así, en mayúsculas. Habla mucho y bien, aunque con algo de dolor, de José Manuel Flores Ríos, El Oaxaco, ese empresario constructor que mandó Fidel y que al final, se enamoró de Tatahuicapan y su región.

Hay emoción cuando habla del Movimiento Zapatista que se vivió en aquella zona de Veracruz; las armas de la segunda guerra mundial que tuvieron que “rearmar”; de las tácticas de guerrilla aprendidas; hasta del enojo de su esposa cuando él abrazó este movimiento…

¿Y treinta años después, valió la pena, Maestro? ¡Valió la pena! responde presumiendo al menos que las calles de su Tatahuicapan fácilmente son mejores que las de Coatza y Mina, y recuerda incluso una frase que el mismo Javier Duarte de Ochoa, siendo Gobernador, le dijo: “Quisiera que la zona norte tuviera referentes como usted”…

Habla muy bien de sus compañeros diputados, pero tiene presente a Naomi Gómez Santos, quien le echa la mano en cuestiones legales, así como a Marcelo Ruiz Sánchez y Diego Castañeda Aburto.

¿Es cacique?

“La gente es la que me ha impulsado; a nosotros no nos mueve el dinero sino el servicio a la comunidad”, tan así, que sin ser alcalde o diputado, participó para que en su región se hicieran 169 obras. Y por si fuera poco eso, aguantó el cañonazo de Javier Duarte que le ofrecía ser diputado pluri en la lista del PRI, así como el carro que quisiera, entre otras cositas… y no quiso.

Historias, anécdotas, un maestro, un activista, un movimiento zapatista, la izquierda y la transformación, su relación con personajes y una lucha que a sus 59 años, mantiene porque esos cambios que valieron la pena en una lucha por más de 30 años, lleguen a todo Veracruz… y todo ello promete plasmarlo en un libro… porque hasta este momento, Esteban Bautista es eso, un libro no escrito.

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