El 5 del mes en curso visitó Xalapa Lenia Batres, una de las genuinas expresiones de MORENA, vino en cruzada electoral promocionándose porque en su condición de ministra de la Suprema Corte y sus estrechos vínculos con el ala dura de MORENA se percibe con elevada posibilidad de resultar electa y a la vez alcanzar la presidencia del Poder Judicial. Ella escogió para sí el apodo de “ministra del pueblo”, no le va mal si nos atenemos a la carga ideológica con la que se conduce, ya es bastante conocida porque sus presentaciones resultan todo un show. En realidad, es una trilogía de ministras en voraz pugna por el mismo cargo, le compiten Jasmín Esquivel, quien cobró fama porque la UNAM descubrió plagio en su tesis para recibir el titulo de abogada. Con mejor desempeño profesional en el área de esa competencia está la ministra Loretta Ortiz, aunque ya le descubrieron comprometedores expedientes en la Comisión de Bolsa y Valores en los Estados Unidos. Es elevada la percepción pública relativa al amaño del resultado del proceso para elegir jueces, magistrados y ministros, pues supone que una de ellas será la agraciada por decisión de quienes están operando la “reforma” al poder judicial, sería sorprendente que esa apreciación no se concretara y quedara al frente del Poder Judicial así reformado un perfil con mayores méritos a los aquí descritos.
Para no variar el formato de sus apariciones en público, en la referida visita a Xalapa Lenia Batres declaró sobre la votación del 1 de junio calculándola, según “los núcleos duros de votación, podría ser de 10 millones de personas”, es decir solo un 10 por ciento del total de electores en este país. Quizás la suya haya sido una subliminal concordancia con la militancia de MORENA, estimada en 10 millones de ciudadanos, pero sin duda, una vez más, resbaló la ministra del pueblo al suponer tan reducido numero de votantes para una reforma de calado constitucional, presuntamente requerida por el pueblo de México. Como sea, quienes están operando para llevar a cabo esta elección suigéneris de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial tendrán que acudir a la vieja practica del acarreo para llevar a las urnas el mayor número de votantes, de otra manera perderá el glamour de ser una reforma apetecida por el pueblo.