Dr. Rafael Vela Martínez.
Para quienes consideran que Estado Unidos (EU) siempre ha sido el gran promotor del libre comercio, les informaré que esto no ha sido así, por el contrario, su poderío económico en gran parte de su historia ha estado basado en el proteccionismo y, solo cuando su planta productiva ha registrado ventajas en sus unidades de producción frente a la de otros países, es que ha promovido el libre mercado.
Durante la década de los ochenta y principios de los noventa EU impuso un arancel del 100% a las exportaciones de textiles y maquila de ropa que llegaban desde China, y la descarga fue del 10% anual. Durante ese periodo de 10 años, en nuestro país y, en particular en Veracruz, surgieron las maquiladoras de textiles; para el caso de nuestro estado, fue cuando se conformó el corredor maquilador de Jalacingo, Altotonga y Villa Aldama; el estado de Puebla capitalizó esta tendencia con Teziutlán y Tehuacán. La maquila no se extendió más en Veracruz debido a la ambición desmedida de las grande corporaciones partidistas que agrupaban a los sindicatos y condicionaban a los gobiernos municipales, al grado que incluso se impidió la instalación de fabricas maquiladoras en Perote y municipios contiguos.
El gran error de los mexicanos y en particular de los veracruzanos, fue que, en su mayoría, solo se dedicaron a maquilar y, peor aún, a crear el “mercado negro”, robando los diseños de las empresas norteamericanas y alrededor de 10 centímetros de tela a cada pieza, con la cual, después de lograr quedarse con cientos de metros de lienzo, producían ropa similar a la maquilada, pero sin los distintivos, como sierres, botones, etc.; ropa que finalmente se vendían en los tianguis. Por su parte, China lo que hizo durante esos 10 años de aranceles, fue crear toda una industria de la producción de textiles de algodón y fibras sintéticas, así como crear una manufactura del vestido, el modelaje, incluso crear nuevas marcas de ropa como las que consumimos en México en los últimos 30 años: esperemos que esta experiencia nos sirva para capitalizar las oportunidades productivas que se generan a partir de la actitud arancelaria de Donald Trump.
Solo para documentar mi dicho del proteccionismo norteamericano, baste remontarnos a las administraciones de Ronald Reagan y George H. W. Bush, cuando EU adoptó una postura firme a favor del libre comercio, impulsando acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de 1987 con Canadá, que más tarde evolucionaría en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994. A pesar de las reducciones generales de aranceles, sectores como la agricultura mantuvieron subsidios elevados, en parte debido a presiones internas y a políticas de Estado que consideraron el hambre de los países no desarrollados y la dependencia de los alimentos de EU, como la mejor estrategia de subordinación y sometimiento de países como México.
Hoy en día, tenemos la gran oportunidad de fortalecer nuestra autonomía alimentaria, agropecuaria y agroindustrial en nuestro país, así como en la entidad Veracruzana; pero más aún, impulsar una política industrializadora, ya que ningún gobierno que le antecede al actual de Rocío Nahle, ha impulsado la INDUSTRIALIZACIÓN DE VERACRUZ; por ello es que alrededor del 85% de la Unidades Económicas en la entidad, son microempresas, con cuando más 5 trabajadores.
La alternativa es crear Centros de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico desde la Universidad Veracruzana (UV), para apalancar este proceso de progreso de la entidad y, en particular, generar una economía del conocimiento. Me explico: mientras que países como Israel, Corea del Sur y Finlandia han logrado transiciones exitosas hacia modelos económicos basados en conocimiento, muchas naciones en desarrollo enfrentan el riesgo de quedar atrapadas en brechas tecnológicas crecientes, como es el caso de México.
El Instituto de Política Económica (EPI) en EU, sostiene que la desindustrialización, que afecta a los EU no solo incide negativamente en el empleo directo, sino también a empleos de servicios asociados; más aún, el Instituto CATO argumenta que el libre comercio no es el principal causante de la desindustrialización. Señalan que en EU la automatización y los avances tecnológicos, que son factores que han favorecido la división del proceso productivo, han propiciado la relocalización de fábricas dentro de Estados Unidos, transitando de las áreas urbanas a otras de menor desarrollo, lo cual ha dado una percepción errónea de pérdida de empleo; en todo caso, este escenario favorece a nuestro país e términos de consolidar una industrialización desconcentrada, solo localizada en el centro y muy al norte de México y, con base en la generación de mercados especializados de mano de obra e inversión en infraestructura estratégica, extenderla a gran parte del territorio nacional bajo una perspectiva de economías de escala, de tal forma que entidades como Veracruz, que cuenta con gran potencial industrializador, pueda convertirse en una ventana de producción de bienes industrializados para comercializarlos hacia Centro y Sur América.
Pero para lograr este objetivo, es necesario crear desde la Universidad Veracruzana, un THINK TANK (tanque de pensamiento): un Gabinete Estratégico; Laboratorios de Ideas; Institutos de Investigación Aplicada al Sector Productivo; así como, Centros de Pensamiento y Reflexión, donde un grupo de expertos de naturaleza investigadora, tengan como función la reflexión intelectual sobre asuntos de economía, tecnología, innovación, Inteligencia Artificial, Cultura (desde la perspectiva de las economías naranja), para proveer al gobierno de información que se pueda convertir en políticas públicas, orientadas a potenciar el desarrollo de Veracruz.
Ojalá y esto se tenga presente por parte de quienes toman las decisiones en la nueva administración estatal, así como por quienes habrán de decidir acerca de quien será el nuevo Rector de la UV.