La presencia y balconeo de Eric Cisneros por calles de la capital veracruzana y la declaración de Ricardo Ahued para diferenciar su estilo de hacer política de cualquiera otra profundiza la rumorología respecto a la reaparición del exsecretario de gobierno. Porque, si bien como ciudadano mexicano el señor Cisneros tiene todo el derecho de transitar por cualquier lado del territorio nacional, su retorno a Veracruz llamó la atención porque se le suponía en exilio forzoso, al tiempo de investigaciones relativas a los manejos del recurso público durante su gestión en una dependencia cuya asignación presupuestal es bastante jugosa. Subyace entonces, debe suponerse, un motivo de mayor calado al de regresar solo para placearse. Porque esa presencia se percibe en actitud retadora, aunque, por sí, la dimensión política del señor Cisneros no le alcanzaría, ni le es suficiente para provocar escozor y expectativas. De allí la especulación ¿Quién, o quienes lo direccionan hacia Veracruz? Y ¿Con qué motivos?
Recién integrado el equipo de gobierno de Cuitláhuac García, respecto del nombramiento de Eric Cisneros al frente de la secretaría de gobierno, la especulación lo ubicaba como una recomendación de la entonces secretaria de Energía y Minas del gobierno federal, acaso porque un hermano suyo formaba parte del equipo de Rocío Nahle en esa secretaría. Pero también se decía que integraba el grupo de recomendados de los hijos del presidente López Obrador. Si operó el primer supuesto, entonces debemos concluir que Cisneros fue ingrato con su supuesta recomendante; pero si fue producto del segundo supuesto, pudiéramos encontrar en esa hipótesis las razones por las cuales pretendió la candidatura al gobierno estatal pese a las señales del presidente AMLO a favor de la candidatura de Rocío Nahle. Porque en sí, Eric Cisneros no representa ningún factor de poder en esta entidad, luego entonces debemos reconocer que pudiera ser un ariete de quienes disputan el poder al interior de MORENA para inquietar a la gobernadora Rocío Nahle, que tiene en Adán Augusto un adversario a cielo abierto, recuérdese cómo el tabasqueño apadrinó a Sergio Gutiérrez Luna cuando este aspiraba a la candidatura de Morena para el gobierno de Veracruz. Nada nuevo bajo el sol, como para no percatarse que la presencia de Cisneros incomoda al establishment veracruzano, de otra manera no encuentra sentido el deslinde de estilos. Aunque es preciso aclarar la inexistente comparación entre los operadores políticos de Cuitláhuac García y Rocío Nahle, mientras Cisneros representa un estilo supino de patrimonialismo político, en cambio, Ricardo Ahued se acerca más al deber ser de la práctica política. En justicia, aquí si cabe en su justa medida la máxima cuatroteista del “no somos iguales”.