A partir de la proeza científica de obtener vacunas anti Covid-19 en tiempo record la población mundial sintió parcial alivio; sin embargo, la gran demanda evita su distribución universal equitativa y debido a lo perentorio de los plazos cada vacuna guarda prescripciones para su aplicación, por ejemplo, la Comisión de Vacunación de Alemania dice sobre la AstraZeneca: “No hay de momento datos suficientes para juzgar la efectividad de la vacuna en mayores de 65 años”. Para asegurar la efectividad de un producto cada país cuenta con su respectivo órgano regulador, en Estados Unidos es la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), en Europa la agencia Europea de Medicamentos (EMA), en el Reino Unido la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos de Salud (MHRA) y en México es Comisión para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris). Ninguna de las tres primeras ha aprobado la viabilidad de la Sputnik, aquí López Gatell había asegurado que no había concluido su fase tres, aunque ya varió de opinión después de la plática entre López Obrador con Vladimir Putin, y remite su explicación a un expediente revisado en Argentina: “Este ensayo clínico demostró que la eficacia de la vacuna (Sputnik) es superior al 91%, que se puede utilizar en adultos mayores sin una reacción adversa”. Precisamente de esta vacuna llegará la próxima semana 200 mil dosis, dicen que se aplicará a adultos mayores. Como decimos en el llano: “a falta de pan, tortillas”.