Aún en medio de la peor crisis de salud la inseguridad no deja de ser otro de los graves expedientes que permean en el desventurado ánimo de los veracruzanos, porque ni los elevados números de contagiados y decesos a causa del Covid-19 apartaron la atención pública sobre 12 personas asesinadas en forma violenta, con signos de tortura y tiro de gracia. Pero esa lamentable tragedia es reducida por el gobernador Cuitláhuac García a un pleito entre ganaderos, información seguramente proporcionada por sus colaboradores del sector judicial y que sin juicio crítico repitió: “Las primeras indagaciones apuntan a que un mismo grupo de ganaderos y sus ayudantes en la zona entre Las Choapas y el Uxpanapa se dividieron. Los abusos y amenazas entre unos y otros provocó un enfrentamiento entre ellos y tuvo ese lamentable desenlace”. Esa versión los pobladores del sur de la entidad no acaban de entenderla y mucho la aceptan, debido al grado de incongruencia ingenua de su contenido. Se investigará y castigará a los culpables, ofrece el gobernador, ojalá así sea.