martes, noviembre 19, 2024

Trigésimo aniversario luctuoso de Graham Greene (III)

El poder y la gloria.

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

Una de las muy conocidas enseñanzas del catecismo católico apostólico romano consiste en afirmar que el poder de Dios es universal y la doxología católica literalmente expresa: “Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre Señor”. De esta clásica frase el escritor inglés Graham Greene utilizó dos palabras para nombrar a su novela más conocida, leída, en su momento controvertida, hoy considerada un clásico de la literatura titulada: “El poder y la gloria.”

Graham Greene fue un hombre de fe católica y hasta antes de 1938-39, sus novelas si bien planteaban problemas del hombre universal como la soledad, la salvación, etc. Graham afirma que cuidó mucho que su literatura fuera universal y no tuviera sesgos doctrinarios, porque el autor señala que un serio literato puede ser católico, protestante, pero su obra tiene que ser dirigida al hombre en su conjunto, el ejemplo lo encuentro en: “Un caso acabado”, esta magistral novela de Graham Greene puede ser leía por un ateo, católico, luterano, anglicano, islamita, y la obra posee un lenguaje global, se encuentra el hombre en su esencia total.

¿Qué provocó el cambio en Graham Greene? La respuesta se encuentra en su histórico viaje a México a finales de los años treinta, el autor británico fue enviado por una Editorial para que viajara por los Estados de Tabasco y Chiapas, y conociera de manera directa el fuerte conflicto entre el Gobierno y la Iglesia Católica. Graham lo hizo y escribió dos obras, por una parte, tenemos sus memorias tituladas: “Caminos sin ley”, (obra que será analizada en el próximo artículo y que era el proyecto origina de la Editorial y el Escritor) y aunque Graham no pensó escribir una novela, de esta experiencia mexicana surgió: “El poder y la gloria.”

La historia mexicana del siglo XX puede ser ampliamente estudiada y conocida partiendo de la Revolución Mexicana con todo lo que ello implica, la caída de Porfirio Díaz, la llegada de Francisco I. Madero, la Decena Trágica, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Venustiano Carranza y la Constitución de 1917, el arribo de los sonorenses al poder, particularmente Plutarco Elías Calles, porque con éste personaje no sólo se concentró el poder, además, lo institucionalizó y diseñó un modelo autoritario, hegemónico, controlador, nació el PRI, etc. pues a la par de todo esto nos encontraremos con una guerra sangrienta, dolorosa, radical, la muy nombrada “guerra cristera”, conflicto que se suscitó a finales de los años veinte, pero que si bien aparentemente la guerra concluyo allá por 1929, la realidad es que en muchos Estados del país la lucha continuó tan sangrienta como en sus inicios, el ejemplo más conocido y citado es el Estado de Tabasco donde Gobernaba un personaje radical e intolerante llamado Tomás Garrido Canabal, quien mantuvo una fuerte política de asesinatos contra sacerdotes y en general prohibió el culto católico en esas tierras, y precisamente esto es lo que Graham Greene va a narrar en su magistral novela.

El personaje central es un sacerdote católico que pasó diez años luchando por su vida, vivió en la selva, muchas veces escapó de la muerte, fue encarcelado, perseguido, y créanme que el personaje es atrapante, cautivante, sobre todo, porque Graham no lo presenta como un súper héroe incólume o un mártir que se mantiene en su fe, si bien conocemos esa faceta del Padre, Graham también presenta a un protagonista con pecados, defectos, yerros, temores, angustias, y de alguna manera esto incluía la compresión de la falibilidad del Padre, pero al mismo tiempo desnudaba los males de la Iglesia y las crueldades de un Gobierno intolerante, asesino, cruel, bárbaro.

De entrada, la mayoría de los sacerdotes de esa época tenían fuertes problemas de alcoholismo, y antes del conflicto cristero vivían en la opulencia, comodidad, gozaban de grandes lujos al lado de un pueblo fiel que sufría de extrema pobreza e ignorancia, mismas que eran el punto fuerte de la Iglesia. El propio Padre en la época de estabilidad sacerdotal había tenido un romance con María y producto de esta relación prohibida nació Brígida, en toda la historia el Padre cargará con esa pena y sentirá en momentos remordimientos por su pecado, no obstante, al mismo tiempo siente amor por su hija no reconocida, el Padre expresa que estaría dispuesto a morir por su hija. Considero que aquí Graham Greene ya estaba tocando un tema tan caro y difícil para la Iglesia Católica Apostólica Romana como es el celibato, por cierto, tema que para los luteranos quedó resuelto desde el siglo XVI, pero para los católicos sigue siendo una regla vigente y que tantos conflictos les ha causado.

Claro está que en la historia el autor desnudó principalmente la postura represora del Gobierno, y lo peor es que la sociedad había caído en la tradicional trampa de divide y vencerás, porque el Gobierno con su campaña de odio, división, etc. logró que los asesinatos, traiciones, acusaciones, se dieran entre los propios ciudadanos. Es de reconocer que la postura del Padre es heroica porque llegó un momento que era el único Padre que había, todos los demás o fueron asesinados o muchos de ellos renunciaron al sacerdocio y aceptaron las reglas del Gobierno.

El Padre reflexionaba y creía que, a pesar de sus errores y pecados era un hombre de fe y si él no alcanzaba la salvación y la gloria, le consolaba acercar a sus hermanos a la fe, a la redención de sus pecados, sentía tranquilidad al otorgarles una palabra de esperanza, la siguiente escena que les compartiré ejemplifica lo hasta aquí narrado. Resulta que una niña había muerto y por órdenes del Gobierno si el ciudadano escondía y protegía a un Padre, rezaba, escuchaba misa, todos eran asesinados, en ese momento llegó el Padre a un pequeño poblado y con la niña recién muerta se dio el siguiente dialogo:

“–No se trata del servicio completo, ¿comprende? Tan solo una oración. Era una niña… inocente. –es contra la ley. –Su nombre –siguió la mujer –era Anita. Yo estaba enferma cuando la tuve –explicó como para excusar la fragilidad de la niña que estaba produciendo todos aquellos inconvenientes.  –La ley… El viejo se llevó un dedo en la nariz. –Puede usted fiarse de nosotros. No se trata más que de una breve plegaria. Yo soy su abuelo, y estos son su madre, su padre, su tío. Puede usted fiarse de nosotros. –Pero allí estaba la dificultad, no podía fiarse de nadie. Tan pronto como volvieran a su casa, uno u otro empezaría a jactarse. El padre retrocedía sin cesar, agitando sus dedos rollizos, sacudiendo la cabeza, y casi chocó contra la tumba de los López. Estaba espantado y, sin embargo, un curioso orgullo bullía en su garganta, porque se le volvía a tratar como a un sacerdote, con respeto.” ¿Qué hará? ¿Cumplirá con su deber sacerdotal y oficiará misa arriesgando su vida y la de los creyentes?

El poder y la gloria” es una novela larga, con historias tristes pero inspiradas en la realidad, su lectura es sencilla, fluida, y con un mensaje tan vigente en cuanto a erradicar los dogmatismos, radicalismos, totalitarismos, fanatismos, la obra nos recuerda que hoy en pleno siglo XXI nadie puede erigirse como el poseedor de la verdad absoluta y mucho menos debemos permitirle que la imponga, sabemos que terrenalmente no aspiramos al poder y la gloria, ni siquiera ni nos interesa, pero a lo que si estamos obligados es a defender nuestra libertad porque sin ella no hay humanidad.

Correo electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com

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Facebook: Jose Miguel Naranjo Ramirez.

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