La página diseñada para inscribir a adultos mayores en las listas inmunizadoras “se cayó”, no resistió la avalancha de solicitudes que al unísono tocaron a sus puertas, deducción lógica porque en este país todo mundo vivimos a la expectativa de un salvavidas que nos libere del permanente temor a ser contagiados por Covid-19. Se corregirá el defecto, sin duda, convocando por regiones o rangos de edad a quienes ya superaron la barrera de los sesenta, cuyo número se calcula en poco más de 13 millones de personas. Es buen esfuerzo del gobierno, sin embargo deja en el imaginario colectivo un granito más de desconfianza, un sentimiento muy explicable después de la estrategia fallida contra la pandemia en México y de un programa de vacunación de tristes y lamentables comienzos.