HOY:

La aldea veracruzana y Ramos Alor

En su desempeño al frente de la secretaría de salud en el gobierno de Cuitláhuac García, el doctor Ramos Alor en cumplimiento fiel a la ecuación del 10 por ciento de capacidad y 90 por ciento de lealtad, mantuvo un desempeño difícilmente aprobatorio en grave deterioro de sector tan importantes. Por ese antecedente sorprende su reincorporación al sector salud, ahora con la encomienda del IMSS-Bienestar en esta entidad, por el referido antecedente el pronóstico...
domingo, mayo 11, 2025
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Renovar la esperanza

Pronto para echar las campañas al vuelo. Pronto para recelar. No es exactamente un gringo puro: mas de dos tercios de su vida los vivió fuera, sobre todo en Perú. No es exactamente un reformista, pero fue un cercanísimo colaborador de Francisco, que le encomendó nada menos que el Dicasterio de los Obispos. Deliberadamente solicitó y obtuvo la nacionalidad peruana. Recuperó las tradiciones relativas a la pompa en el simbolismo papal y apuestan que regresará a vivir al Palacio. Su mensaje: misericordia, unidad, diálogo y determinación mariana, por encima...

Como es arriba es abajo

Lo último

El Congreso local autorizó al ORFIS una segunda prórroga para presentarle los resultados sobre la Cuenta Pública 2019, el pretexto fue por demoras causadas por el Covid-19, aunque lo cierto pudiera radicar en la existencia de irregularidades no convenientes para ser ventiladas en tiempos electorales. Lo cierto es que danzan miles de millones de pesos sin comprobar y la prórroga, se dice, es para dar oportunidad de justificar lo que más se pueda. No es Veracruz el único caso en esa tesitura, también en el gobierno federal hay cifras por comprobar de la Cuenta Pública 2019, detectadoa por la Auditoría Federal de la Federación. Nada menos que 98 mil 974 millones de pesos, de los que 43 mil 859 millones de pesos pudieran catalogarse como daño patrimonial. ¿La causa? Pudiera atribuirse a la impericia en el manejo de recursos públicos administrativa y/o a la inevitable tentación de darle mordidas al erario, una ansiedad patrimonialista de la cual no están exentos quienes proclaman que ya no hay corrupción.

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