miércoles, diciembre 18, 2024

El llano sigue en llamas

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Por Luis Mávil Chimal

«Se conoce que lo arrastraba el ansia.
Y el ansia siempre deja huella».
“El Hombre” Juan Rulfo.


Coatepec, Ver.- “El Hombre”, cuento de Juan Rulfo es la narrativa de una venganza, habla asimismo de dos antagonistas, con actitudes y características que ambos conocen muy bien. Por ende, al perseguido sólo le basta rastrear su accionar, para saber donde y como atacará.

“Me sé de memoria tus intenciones, quién eres y de dónde eres y adónde vas. Llegaré antes de que tú llegues”. Dice Rulfo.


José Alcancía, el personaje, intuye su destino, pero no lo evita.
El diputado por el distrito XII de Coatepec, Raymundo Andrade y Manuel Huerta Ladrón de Guevara, se conocen perfectamente, siendo este último Dirigente Estatal de MORENA, trabajó en cuestiones partidistas, intensa y conjuntamente con Raymundo Andrade, fundador el Movimiento de Regeneración Nacional en la región.

Tenían una causa común, consolidar el liderazgo del Instituto Político.

Luego, el ansia que acompaña siempre a Manuel Huerta, sembró la discrepancia entre ambos aliados. En lugar de buscar la unidad, Huerta abonó por la división de MORENA, sin importarle que la segmentación destruyera el proyecto.

“Llegaré antes de que tú llegues”. Lo consiguieron: MORENA está posicionada.

Luego, el ansia que acompaña siempre a Manuel Huerta, siembra la discordancia entre ambos aliados. En lugar de buscar la unidad, Huerta abonó por la división de MORENA, sin importarle que la segmentación destruyera el proyecto.

Tras posicionar a MORENA, Raymundo Andrade, con justo derecho busco la diputación local del distrito 12, Huerta en lugar de apoyar a quien fuera su compañero de lucha, le da su soporte a un incondicional.

El enfrentamiento entre los amigos, dejo al dirigente estatal maltrecho, porque le decisión se tomo con una estricta evaluación de los candidatos, el resultado era previsible: Manuel Huerta con su inconsistente candidato sale derrotado.

Raymundo Andrade fue candidato y arrasó en el 2018 con una ventaja de ocho mil votos, Manuel Huerta lo felicitó y de inmediato le ofreció ser parte de su grupo de diputados con posibilidades de ser pieza de la coordinación de la bancada Huertista.

Ahí surge un nuevo desencuentro, al espetarle el diputado electo Raymundo Andrade, que el consideraba institucional apoyar al gobernador y lo invitaba a recapacitar para hacer un frente solido de MORENA en la LXIV Legislatura.

En vísperas de los comicios del 2021, el derrotado en Coatepec, Manuel Huerta vuelve a la carga, ahora con el ex petista Adrián González Naveda, el protagónico regidor tercero Jorge “Nacho” Luna quien mucho tiempo buscaba donde cobijarse y el hijo de la diputada federal Carmen Mora García, Rigoberto Amezcua Mora, candidatos a la diputación federal local y presidencia municipal respectivamente.

Con esta decisión, Manuel Huerta intenta cobrarle la factura, causada por el despecho y encono que le ocasionó Raymundo Andrade al negarse para ser parte de su tribu.

En su personal ajuste de cuentas, Manuel Huerta, violenta una vez mas la unidad de Morena. Decide intentar dejar fuera de la contienda a Raymundo Andrade quien es garantía de triunfo y busca en su sed de venganza poner todos los candidatos en Coatepec.

Sabe que no va a ganar, tiene la experiencia y el oficio suficiente, para saberlo, sin embargo pareciera no importarle, sabedor de que la venganza es un plato que se come frío, lo único que le interesa es trabajar en contra de Raymundo Andrade, su inicial compañero y asume el costo, de su acto político suicida.

Huerta, como siempre no toma en cuanta al partido, mucho menos a el Gobernador, sólo le interesa descalabrar a MORENA, como venganza personal, espoleado por ese febril protagonismo, que lo hizo soñar que podía ser gobernador.

Como José́ Alcancía, el personaje de Juan Rulfo, Raymundo Andrade, sabe hacia donde va Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Sabe de memoria sus intenciones, se da cuenta que como el protagonista de Juan Rulfo, Huerta intuye su destino, pero no lo evita.

De algún modo, como señala Foucault, el ver más allá́, y al mismo tiempo no ver, es un saber solitario y de la experiencia. Manuel Huerta no quiere ver.

La suerte está echada, su muerte política es un hecho, sólo falta el mecanismo que la ponga en marcha.

Por el talante vengativo y prepotente de Manuel Huerta en Coatepec: el Llano sigue en llamas.

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