Con regular frecuencia el presidente López Obrador alude a los ataques recibidos por Madero en los periódicos de su tiempo, y los compara con los que él califica de ataques a su gobierno cuando algún medio de comunicación hace públicas noticias ajenas a su parecer. Madero avivó la mecha revolucionaria sembrada ya por quienes, como los Flores Magón, se manifestaban en contra de la larga estadía de Díaz en la presidencia. Ciertamente López Obrador viene de una brega oposicionista bastante larga y su llegada a la presidencia se antecede por el hastío y el enojo ciudadano, pero está afectando intereses creados que obviamente se defienden, y en vez de adoptar por la conveniencia de negociar con quienes expresan preocupación por el rumbo que están tomando los asuntos públicos, extrema aún más la polarización política y social. Ojalá las cúpulas empresariales y la élite gobernante serenen sus respectivos afanes, porque ningún gobernante puede arrogarse el patrimonio de la verdad, ni a los dueños del dinero corresponde decidir por todo México.