En México se acumularon hasta ayer 186 mil 152 defunciones causadas por Covid-19 lo cual coloca a nuestro país en el tercer lugar mundial de esa terrorífica estadística, solo atrás de los Estados Unidos y de Brasil; uno de los elementos que explican la elevada suma es la alta letalidad (8.5%), muy por encima del promedio mundial de 2.6%, las autoridades lo justifican adosando las comorbilidades al cuadro clínico. El punto central de la estrategia sanitaria adoptada por el gobierno ha girado en torno a evitar saturación en los hospitales, de allí el tratamiento selectivo que mandó a muchos enfermos a tratar en sus domicilios la enfermedad, algunos agravaron porque no tuvieron oportunidad de ser hospitalizados y ser monitoreados por un cuadro “moderado”, tal como sí la tuvo el doctor López Gatell de quien «Su equipo médico evaluó la necesidad de una hospitalización anticipada con un monitoreo y tratamiento hospitalario…”, pese a tener un rango respiratorio de 97% como lo dijo Alomía. Para buena fortuna ayer fue dado de alta de donde siempre se negó hubiera estado internado. Es buena noticia saber que López Gatell superó la enfermedad, ¿cuántas vidas humanas se hubieran salvado si en vez de recomendarles tratamiento domiciliario por tener un cuadro “moderado”, como el de López Gatell, hubieran sido admitidos para un monitoreo hospitalario? Esa es la interrogante que quema.