Sin haber pronunciado aún una sola palabra y sin fijar su posición personal sobre la decisión de la mayoría del Senado, de ampliarle dos años su mandato como presidente de la Corte mediante una reforma a una ley secundaria, el ministro Arturo Zaldívar se convirtió ayer en tendencia en las redes sociales en donde su nombre fue mencionado insistentemente tanto en mensajes y comentarios que le pedían definirse públicamente sobre si está a favor o no de esa reforma, como en artículos y columnas políticas donde se preguntaban sobre el largo silencio del presidente del Poder Judicial Federal.
Mientras cada vez más voces de la sociedad, lo mismo que de la academia, el derecho, los medios y las redes sociales le piden pronunciarse y no aceptar una extensión de su periodo que signifique una violación constitucional, con argumentos de que afectaría su trayectoria y prestigio como jurista y que se prestaría a una maniobra política que lo vincularía irremediablemente
al actual gobierno de la 4T, en detrimento de la autonomía e independencia del Poder Judicial, el ministro Zaldívar ha guardado silencio bajo la lógica de que el proceso legislativo continúa en la Cámara de Diputados.
“Está meditando qué decir y cómo decirlo. No quiere interferir en un proceso autónomo de otro poder”, dijo una fuente cercana a la Presidencia de la Suprema Corte. Y mientras Zaldívar
calla y reflexiona su posición, el que no deja de hablar del tema un día sí y el otro también (ya sabemos que su pecho “no es bodega”) es el presidente López Obrador, que entre más defiende al polémico transitorio que incluyó el “regalazo” de ampliación de mandato, más compromete al ministro y deja ver las huellas sobre el verdadero origen de esa modificación que tiene visos de inconstitucionalidad.
“Entiendo que es constitucional, que no es inconstitucional”, dice el presidente. Pero no todos en la 4T y en Morena comparten la opinión de López Obrador sobre la constitucionalidad de esta medida.
La bancada morenista en San Lázaro se ha dividido por este tema y legisladores influyentes como Pablo Gómez, Porfirio Muñoz Ledo y Lorena Villavicencio se pronuncian en contra del artículo
transitorio que alarga el periodo del presidente de la Corte por considerar que es “inconstitucional”.
“Mañana llegará a la Cámara de Diputados una minuta proveniente del Senado, patéticamente inconstitucional que anularía la división de poderes y podría conducir a la disolución del régimen”, escribió ayer en Twitter Muñoz Ledo.
En tanto, Pablo Gómez sentenció en esa misma red social: “Ese artículo transitorio para prolongar por dos años adicionales la presidencia del ministro Zaldívar en la Suprema Corte, no podría transitar ni aun cuando fuera aprobado y promulgado. Mejor decirlo desde ahora”.
Así que en un debate que no se ve tan fácil en la Cámara de Diputados y que aunque se apruebe por la insistencia del presidente López Obrador, ya enfrenta amenazas de controversias, acciones
de inconstitucionalidad y hasta acusaciones de autoritarismo y rompimiento del orden constitucional, lo único que falta por conocer y que será decisivo en todo este asunto, es qué va a hacer el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea que tiene ante sí uno de esos momentos definitivos y definitorios en su vida y su carrera como jurista y defensor de la Constitución: si acepta el “regalazo” envenenado que le ofrenda la 4T y cambia dos años más en el cargo por un alineamiento y alienamiento que acabará con su prestigio, autonomía e independencia como juzgador y abogado, o si se niega y lo rechaza en congruencia con lo que ha dicho y publicado en favor de la autonomía del Poder Judicial y sobre la vigencia de la Constitución “como norma jurídica para el control del ejercicio del Poder y no como instrumento del Poder”. ¿Qué decidirá el ministro?