El presidente asegura en sus mañaneras: “ya vencimos la pandemia”, “no hay desabasto de medicinas”, “no aumentan los precios de gasolina y gas”, “nos recuperaremos pronto en economía”, etc., pero son asertos que no siempre se conectan con la realidad. Podemos convenir con la lógica de los cambios impulsados por el presidente López Obrador y estar de acuerdo con su lucha anticorrupción, pero cuando escuchamos aquellas expresiones y las comparamos con la convivencia cotidiana, entonces ya no concordamos tan obsecuentemente, porque el bolsillo avisa que pagamos más por la gasolina y el gas, las tarifas eléctricas son más elevadas ahora que hace un año, hay desempleo, cierran empresas, en 2019 no crecimos económicamente y en 2020 decrecimos un 8.5 por ciento, en los hospitales se sufre por desabasto de medicinas, etc. Porque es una realidad que la inflación está moviendo hacia arriba los precios de la canasta básica, y en esa medida cada vez hay más mexicanos que pierden capacidad para adquirirla, eso significa mayor desigualdad social y no siempre es bueno ir en reversa.