Agencias/Sociedad 3.0
Greenpeace México voló este Día de la Tierra un globo aerostático con el mensaje “exceso de contaminación” frente a la central termoeléctrica de Tula, ubicada a una hora de la capital mexicana y que, aseguraron, produce en torno a 16 mil muertes prematuras cada año.
“Esta es una central termoeléctrica que utiliza combustóleo, lo que produce emisiones muy grandes de dióxido de azufre, de carbono negro y de material particulado PM2.5, que tienen implicaciones muy graves para la salud humana y para el medioambiente”, dijo a Efe el especialista en energía y cambio climático de Greenpeace, Pablo Ramírez.
La acción pacífica tuvo lugar en la mañana de este jueves en un terreno frente a la central de Tula “Francisco Pérez Ríos” en el que se ubicó el globo con una etiqueta de advertencia como las usadas en los alimentos industrializados.
Con esto, quisieron transmitir que en este lugar se quema combustóleo con contenido de 3.9 por ciento de azufre en masa, rebasando el límite establecido por ley, que es de 2 por ciento.
Además, Ramírez aclaró que estas instalaciones son solamente un ejemplo de las muchas que existen en el país, que se está viendo rezagado internacionalmente en la transición energética debido al rumbo que esta tomando el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en esta materia.
Este modelo, dijo el especialista, quien se subió al globo aerostático, “no puede continuar” y debe sustituirse por uno que transite hacia las energías limpias.
“Lo que ha ocurrido con la política energética en materia eléctrica es que se ha supeditado a la refinación. El combustóleo es un combustible residual en el proceso de refinamiento. Actualmente tenemos muchísimo, un excedente que no se usa prácticamente en ningún lugar del mundo por su alto contenido en azufre“, matizó.
Y precisamente este jueves, durante su participación en la Cumbre de Líderes sobre el Clima, una conferencia virtual organizada por la Casa Blanca en la que participan 40 líderes internacionales, López Obrador aseguró que México busca generar energía “limpia y barata” a través de hidroeléctricas pero defendió el uso del petróleo para el mercado interno.
“Aunque hemos descubierto tres grandes yacimientos de hidrocarburos, el petróleo que estamos descubriendo se destinará básicamente a cubrir la demanda de combustibles del mercado interno y se acabará con la práctica de exportar crudo”, sentenció.
Para Greenpeace México, estas declaraciones no son suficientes, y menos estando frente a la termoeléctrica de Tula, donde se distingue el largo camino que recorre el humo de contaminación que sale de una de sus chimeneas.
“Hasta que no se vea plasmado en una prohibición explícita del combustóleo no servirá para proteger la salud y el medioambiente. (…) La declaración que hace el presidente creemos que es una buena señal pero hasta que esto no cambie al final solamente será discurso”, apuntó.
La población de Tula -alrededor de 115 mil personas- convive día a día con la contaminación, no solo de la termoeléctrica, sino también de una refinería de petróleo, varias cementeras y recibe las aguas negras de la Ciudad de México.
Asimismo, la central se encuentra en el norte de la megalópolis del Valle de México, con lo que afecta directamente a una enorme cantidad de población, según denuncian activistas.