Si bien el magistrado presidente de la Suprema Corte lo es también del Consejo de la Judicatura y éste órgano señaló ya su desacuerdo con lo aprobado por el senado sobre prolongar hasta 2024 la permanencia de Zaldívar al frente de ese poder, extraña que este magistrado no haya manifestado su posición respecto al controvertido asunto, impugnado ya por jueces y magistrados de Tribunales de Circuito, también por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que “llama a México a garantizar que la duración de los mandatos de cargos directivos de la SCJN y la CJF se ajusten a los plazos constitucionales establecidos en resguardo de su independencia conforme a los estándares interamericanos”, igualmente, similar criterio el de la Barra Mexicana Colegio de Abogados (BMA) porque “entra en colisión directa” con los artículos 97 y 100 de la Constitución, “que no permiten a la legislación secundaria una extensión de los mandatos como la que se pretende”. Incluso al interior de Morena hay desacuerdos: Muñoz Ledo, lo califica de “absolutamente contrario a la constitución” y Pablo Gómez adelanta “ese artículo no podría transitar ni aun cuando fuera aprobado y promulgado. Mejor decirlo desde ahora”. Pero el presidente ya dio el beso del diablo a Zaldivar; «es un hombre íntegro, honesto y que ayudaría mucho en la renovación del poder judicial porque urge la reforma al Poder Judicial». Asegura que no es inconstitucional, y demostrando sus conocimientos de derecho Constitucional señala: Yo entiendo que es constitucional, no es inconstitucional, pero eso lo va a decidir en la Cámara de Diputados”. Así lo dijo.