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El Estado Mayor entrenó a los halcones

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Periódico La Jornada
Jueves 10 de junio de 2021, p. 2

El 10 de junio de 1971 la consigna para mi grupo era disolver la manifestación a como diera lugar y capturar a los líderes estudiantiles, acepta Juan, ex militar que hace 50 años fue entrenador y miembro del grupo de choque halcones.

Rechaza dar su nombre real porque todavía tiene temor a sufrir represalias gubernamentales por su intervención en esos hechos, pues según su testimonio, algunos de sus compañeros desaparecieron tras la revelación de su identidad cuando se publicaron fotografías donde se les ve reprimiendo en ese Jueves de Corpus.

Pero no vacila en sus afirmaciones: el grupo armado que asesinó e hirió ese día a decenas de estudiantes y otros civiles en la Calzada México-Tacuba y en calles aledañas a la Escuela Normal Superior fue auspiciado desde el Estado Mayor Presidencial (EMP) y su cuartel general estaba en las instalaciones de Guardias Presidenciales en avenida Chivatito, a un lado de la entonces residencia presidencial de Los Pinos.

Juan habla de su ingreso al Ejército a los 17 años en lo que se denominaba Primer Grupo de Apoyo Mixto de Guardias Presidenciales; de ahí fue asignado a la sección segunda, encargada de acciones de inteligencia y contrainteligencia, donde lo capacitaron para infiltrar grupos estudiantiles en actividades de protesta social o política y dentro de las instalaciones de la UNAM y el Politécnico.

“Terminé mi instrucción básica. Me dijeron: ‘te preparas porque vas a tomar un curso de explosivos y luego otro en combate de disturbios civiles’. Esos cursos duraron como un año.

“A partir de esa capacitación se me integró al grupo especial en el que un militar debía entrenar a 30 elementos de los halcones (en terrenos baldíos de la colonia Cuchilla del Tesoro, en inmediaciones del aeropuerto capitalino). Nos encargábamos de enseñarles karate y kendo. Éramos militares de bajo rango que fuimos escogidos por jefes del Estado Mayor Presidencial.

Entre los mandos que nos daban órdenes estaban algunos que llegaron a generales, como Humberto Molina Sosa, Miguel Escamilla Núñez, Salvador Revueltas Olvera y Nicolás Martín Paredes Guzmán.

Confirma que entre los halcones no sólo había militares. La mayor parte era personal del Departamento del Distrito Federal (actualmente Gobierno de la Ciudad de México) de áreas como limpieza, panteones y otras.

El 10 de junio, el mando más conocido de los halcones era el coronel Manuel Díaz Escobar, pero él dirigía desde al menos una década antes al comando paramilitar, puesto que documentos oficiales lo señalan como el jefe de un grupo de francotiradores que actuó el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco.

La entrevista a Juan se realizó en Cuernavaca, donde vive y se dedica al comercio. En una conversación que se inicia con reticencia de su parte, asegura –ya más en confianza– que en 1971, además de los golpeadores armados con varas de bambú, Díaz Escobar colocó en distintos puntos de la calzada México-Tacuba a francotiradores y que infiltró entre los manifestantes a hombres que dispararon contra la multitud y los policías para que pareciera una confrontación entre grupos estudiantiles.

Juan accede a mostrar algunas fotos de su entrenamiento en Guardias Presidenciales y de su carrera militar, que concluyó antes de cumplir 20 años de servicio, pues aunque también formó parte del grupo de seguridad de los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo, y de los familiares de éstos, nunca me permitieron ascender más allá de sargento.

Finalmente, y ante la insistencia por conocer sus actos en el halconazo, sus palabras se remontan a aquel día de hace medio siglo: en el momento del ataque, mientras los hombres que él entrenó y el resto agredían a los estudiantes en el cruce de Avenida de los Maestros y la calzada México-Tacuba, él y tres de sus compañeros del grupo especial intentaban cumplir la orden de detener a los líderes de la protesta. Pero una vez que comenzaron los disparos vino el caos, y ya no pudimos capturarlos: huyeron.

Y afirma: “Los halcones tenían la consigna de disolver la marcha a como diera lugar; a los que se entrenaban en artes marciales no se les capacitaba en el uso de armas de fuego y en Guardias Presidenciales sólo a los militares se les instruía en tiro”.

Sin dudar, Juan también identifica. “Entre los mandos que ya traían carrera militar estaban Manuel Díaz Escobar, El Maestro; como coordinadores de grupo: Madera (Candelario Madera Paz), El Watusi (Sergio Arrieta), El Alma GrandeEl Rabias (Efraín Ponce Sibaja)”. Su identificación coincide con los mismos que muestra un organigrama del grupo paramilitar elaborado hace unos años por la extinta Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp).

Aunque ese jueves todos (policías y militares) conocían la existencia de ese grupo especial se hacían los que no sabían de nosotros. Y sólo nos reconocían porque llevábamos en la ropa un pequeño pin o un botón de color.

Y tras el ataque, dice, “la madrugada del 11 de junio se deshizo todo. Los militares fuimos inicialmente reincorporados a nuestras unidades. En el transcurso del día la mayoría de los entrenadores y militares que actuaron como golpeadores fueron enviados a sitios lejanos y de muchos ya no se supo su destino.

“A los civiles se les dio dinero como liquidación. Luego, algunos se convirtieron en asaltabancos o secuestradores; uno de ellos fue José Bernabé Cortés Méndez, El Marino. Se unió a la banda de (Alfredo) Ríos Galeana, a quien en la década de los 80 del siglo pasado se le identificó en México como el enemigo público número uno.”

Consulte la versión completa de la entrevista en: 

Ex militar revela su participación en los hechos represivos del Jueves de Corpus

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