En términos de la ley, el gobierno encabezado por AMLO aún no concluye su primera mitad, tal será hasta el 30 de noviembre próximo. Sin embargo, en pureza de circunstancias lo es, si la base de la medición fuera la elección de julio de 2018, y considerando ésta de 2021 como un referendo. En esa tesitura, vistos los resultados la ciudadanía refrendó la confianza al gobierno de la CuartaT, pero la condicionó a través del voto diverso a favor de una más equilibrada relación entre los poderes de gobierno. En esta segunda mitad de la gestión encomendada a López Obrador, las circunstancias, combinadas con el estilo personal de gobernar del presidente, ponen en la agenda pública el tema de la sucesión presidencial. Aunque la premura no es recomendable para un gobierno que aún no concreta ni consolida las bases de su proyecto, el accidente de la Línea 12 del Metro capitalino distorsionó el esquema, pues involucró a dos opciones de la sucesión: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Tendrá que tejer fino el presidente para evitar que descarrilen planes y proyectos preconcebidos, no sería la primera vez que tal sucede a un presidente.