Durante el primer año de esta administración, 2019, un tema de debate público fue la anunciada construcción de una refinería en Dos Bocas, cuyo costo se calculaba entre 6 mil y 8 mil millones de pesos. Adicionalmente, se anunciaba la rehabilitación de las refinerías de Minatitlán, Salamanca, Tula, Cadereyta, Madero y Salina Cruz para procesar 1 millón 863 mil barriles de crudo por día en 2022, obteniéndose 781 mil barriles de gasolina y 560 mil de diésel diariamente. Ese fue el proyecto anunciado para obtener “la soberanía energética” de que tanto habla el presidente. Pero, a casi tres años de gobierno ninguna de las refinerías ha sido reconfigurada y ya se habla de un sustancial aumento en el costo final de Dos Bocas (desde el gobierno 10 mil millones de dólares, pero los especialistas calculan entre llegaría a 12 mil millones). Ahora, Pemex es “dueño” de Deer Park, los especialistas coinciden en que es mejor negocio que haber iniciado Dos Bocas y que hubiera sido suficiente reconfigurar las refinerías existentes para aumentar la producción de gasolinas. No pinta bien este negocio.