lunes, noviembre 4, 2024

Los otros candidatos: diputaciones, ayuntamientos y universidad

Mutatis mutandis.

Por Rafael Arias Hernández.

Democracia, no burocracia, ni aristocracia político partidista.

La democracia es participación y evaluación ciudadana permanente; participar, no  de vez en cuando y solo para elegir.

Entender su importancia,  asegurarla y fortalecerla, exige hablar siempre, de los otros candidatos. y evaluarlos,  para reconocer y estimular; y también, para denunciar, correr y sancionar.

¿Por qué no se habla de esos otros candidatos? ¿En dónde están?

Cuál es el destino de los presuntos responsables, o de los prófugos potenciales; y de los mismos, culpables impunes

Tiempos de detenerse a pensar y recordar enseñanzas,  plenas de conocimientos importantes y trascendentales.

Elegir y decidir todo y a todos, pero antes evaluar y valorar.

No vivir en el error y resignarse a incapacidad, corrupción y perversidad.

Una y otra vez, se prueba y comprueba que el arte de gobernar, bien y al servicio de la población, se logra a partir de la obligada e imprescindible demostración de responsabilidad, honestidad, capacidad y efectividad, de todo servidor público.

La cuestión es simple y sencilla. Imprescindible empezar por identificar, entender y apreciar,  que no todos los candidatos son iguales, sobre todo si se toma en cuenta la relación que hay,  entre  pretender ser  y para qué.

Esto es, concebir que, en todo caso, no solo se debe  pensar en la persona, sino también, tanto en el propósito o contexto, como en  valorar hechos y resultados. Esto es,  ¿la opción respondió a lo que se esperaba, y se satisfizo la expectativa?

Así, concretamente en el servicio público, en todo cargo gubernamental por elección, designación y contratación se pueden distinguir tres tipos: candidatos a ser; candidatos a hacer; y  candidatos a entregar, para reconocer o sancionar, porque terminan o  concluyen.

Con frecuencia,  ante evidencias y daños  causados y recurrentes, se asegura que es posible sostener, que se puede partir de la presunción de ineficiencia y delincuencia gubernamental; o de su posible existencia, influencia y operación.

De ahí que, se deben apreciar las ventajas, de lo que se tiene que saber y  de lo que se debe hacer: prever y evitar, para combatir y erradicar el mal, sus expresiones, influencias y consecuencias.

En consecuencia,  en todo caso es necesario pasar a la presunción de responsabilidad, aplicarla y exigirla en toda acción, reacción y previsión en el servicio público.

Así que, en muchos casos  de gobernantes, funcionarios  y servidores  identificados como responsables de daños y pérdidas, es perjudicial, injusto y absurdo, partir de la presunción de inocencia, sin conocer comportamiento y resultados,  ni identificar y valorar aciertos y errores.

Más aun, imposible ignorar la posible presunción de culpabilidad,  de quienes, responsables o cómplices,  no informan, no son transparentes en el ejercicio de su trabajo, no rinden cuentas, ni se someten a fiscalización y evaluación externas, independientes y verdaderas. ¿Por y para qué sostenerlos o apoyarlos, soportarlos o padecerlos? ¿Cuáles son costo, razón y sentido?

Urgente, asumir y partir de la presunción de responsabilidad, para disponer  del conocimiento y evaluación permanente de toda función pública y  actividad gubernamental.

Partir,  de la responsabilidad y alcance, de  procesos continuos y permanentes, para exigir  invariablemente, tanto transparencia y acceso a la información actualizada, como rendición de cuentas y fiscalización verdaderas. Identificando y distinguiendo logros y avances, pérdidas y errores.

Empezar, por asegurar  la correcta selección de personas, que puedan presentarse como candidatos a ser, para someterse a elección, selección, o designación; y confirmar  se realice, un proceso electoral  confiable en sus resultados.

Simultáneamente,  en cuanto a los ya  designados y que están en funciones,  verificar el correcto ejercicio del encargo conferido a  electos, y a todos los candidatos a hacer, obligados a un buen desempeño,  de acuerdo a  compromisos, responsabilidades y obligaciones establecidas. Preciso, asegurar evaluación seria e independiente, del desempeño, básicamente a través del análisis y consideración del esfuerzo realizado,  recursos utilizados y resultados obtenidos

Y en el tercer caso, evaluar siempre, a todos los candidatos a entregar, para reconocer o sancionar,  según el caso. Reconocer  y estimular  el trabajo y esfuerzo,  que obtiene buenos resultados comprobables; o en su caso, condenar  y  sancionar  irresponsabilidad, ineficiencia y delincuencia gubernamental, por los daños ocasionados y los delitos realizados.   

En general, insistir que desde siempre se ha probado y comprobado, lo perjudicial que es ignorar, no atender o mal enfrentar, lo que es evidente, y puede empeorar.

Aumentan peligro y costo, cuando se padece y soporta, lo que lamentablemente se acostumbra tener y sostener en muchos gobiernos, en sus administraciones públicas, como responsables a ignorantes, soberbios, incapaces, ocurrentes y corruptos.

¿Cuáles son candidatos a esta caracterización?

Apoyar o sostener  ignorancia con poder,  con incapacidad, o a  delincuencia  reconocida,  significa pérdida o retroceso, siempre en detrimento  y a costo de ciudadanía y sociedad.

No se necesita, ni se deben  padecer gobernantes incapaces, que no entienden ni enfrentan los problemas que hoy, exigen atención y solución. Tampoco se deben aguantar, gobernantes escapistas, que se la pasan, quejándose y culpando a otros, como a sus antecesores.

Nunca  olvidar que son electos para atender  el presente y prever el futuro inmediato; que recibieron credibilidad y confianza hoy y aquí, no para remontarse al pasado o aun tiempo imaginario;  ni para  inundar  de excusas y pretextos; y tampoco para caracterizarse, como ejemplo mismo,  de falaces voceros especializados en justificaciones, evasivas y disculpas.

Hoy por hoy. Es ineludible para todo gobernante y servidor público,  hacer su mayor y mejor esfuerzo, para lograr buenos  resultados comprobables; caracterizándose siempre, por aplicar soluciones viables y  obtener  logros o avances.  

Inaceptable  eludir  responsabilidad oficial y no cumplir con su compromiso personal.

Candidatos ganadores nunca deben olvidar, que se pide y obtiene, en el presente,  representación y confianza, para atender y resolver  los problemas de la población. Se es gobernante, funcionario o representante público, no para quejarse, ni justificarse y escaparse, con  uso y abuso del entretenimiento,  del escándalo y  distracción. 

A fin de cuentas, deben  demostrar capacidad en hechos  y  resultados obtenidos.

Vital, comprobar y evaluar siempre sus esfuerzos.

-Académico. IIESESUV.Twitter @RafaelAriasH, Facebook: VeracruzHoydeRafaelAriasH       

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