La semana pasada el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, aseguró públicamente que en las elecciones de ese estado había intervenido protagónicamente el crimen organizado, en respuesta el presidente recomendó: “lo más importante es que se presenten pruebas porque, si no, son noticias sensacionalistas, amarillismo”, mismas que la mañana de ayer Aureoles intentó presentarlas al presidente López Obrador, quien recomendó las presentara ante el INE o la FGR porque no lo recibiría pues “hay que cuidar la investidura presidencial”. Tiene razón el presidente, pues no es instancia para ese tipo de información ni la presidencia debería ser caja de resonancia, para procesarlas está la FGR, o el INE. Pero esta es la segunda ocasión en que el ejecutivo federal encuentra respuesta rápida por parte de quienes alude en sus mañaneras, la primera fue la de Diego Fernández de Cevallos, quien al igual que ahora lo hace Aureoles intentó entrevistarse infructuosamente con el presidente para entregarle respuestas a sus dichos. Detalles de orden político, pero hacen ver que en efecto no se está cuidando la investidura presidencial, lamentablemente.