Terminan las campañas del periodo electoral 2020-2021 y como marca la Ley se entra en un periodo de silencio proselitista, al menos para los candidatos. Ya veremos qué sucede en las mañaneras presidenciales, en donde López Obrador no se ha cansado de hacer lo que mejor sabe: estar en campaña constante, donde a pesar de la veda electoral se apoya en su carisma y labia para intentar justificar de una u otra manera los mensajes donde presume logros de su gobierno, defiende a aliados, acribilla mediáticamente a los candidatos de oposición, organiza festivales a las madres, transmite dibujos animados y siembra un discurso de fraude en contra de su movimiento sin que aún se realicen las elecciones, importándole absolutamente nada la normativa electoral y las constantes llamadas de atención para respetar la ley, a las que ha hecho caso omiso. Veremos si en estos escasos días previos al 6 de junio, el Presidente es capaz de contener su verborrea, o como es costumbre, desatar tormentas mediáticas y seguir calentando el ambiente electoral, algo que goza notoriamente y que ha sido el sello de distinción de su gobierno, por encima de cualquier otra cosa.