Leo Zuckermann
Juegos de poder
No se trata de un banco cualquiera. Es una institución histórica. Fundada en el siglo XIX, el Banco Nacional de México (Banamex) jugó un papel central en el desarrollo económico del país. Incluso durante el Porfiriato, cuando todavía no existía un banco central, emitió su propia moneda.
Hablar de Banamex es hablar de la historia económica del México independiente. La jauja del Porfiriato, las penurias de la Revolución, el dinamismo del desarrollo estabilizador, las crisis, su estatización y posterior privatización diez años después, nuevamente las crisis y su controversial venta a Citigroup a principios del nuevo siglo cuando México estaba en pleno proceso de integración económica con Estados Unidos.
Durante lustros, Banamex y Bancomer se pelearon el primer sitio del sistema financiero mexicano. El primero pasó a ser de capital estadunidense bajo la marca Citibanamex; el segundo, controlado por los españoles, devino en BBVA.
En los últimos diez años, Citibanamex fue perdiendo participación de mercado. Mientras que BBVA se quedó como el banco más grande de México, Citibanamex cayó hasta el cuarto lugar. Lo rebasaron Banorte y Santander. La realidad es que Citibanamex no iba bien. Seguía siendo un banco rentable, pero en decadencia.
En Nueva York, sus autoridades decidieron cambiar la estrategia de todo el grupo financiero mundial con el fin de capturar más valor. En este contexto, anunciaron el retiro de todas sus operaciones en México salvo las relacionadas con grandes corporaciones y la banca patrimonial para personas con mucha riqueza. Venderán, por tanto, la marca de Banamex con todas sus sucursales, la cartera de tarjetas de crédito, el negocio de nóminas, los créditos hipotecarios, familiares y de pequeñas y medianas empresas, su afore, compañía de seguros, inmuebles y una de las mejores colecciones de arte que existe en el mundo.
La venta de Banamex podría cimbrar al sistema financiero nacional dependiendo quién le compre los activos a Citigroup.
BBVA no es un candidato ya que la fusión de estas dos entidades generaría un banco muy grande y, por tanto, con gran riesgo sistémico y capacidad de generar prácticas monopólicas. Con toda seguridad, las autoridades reguladoras mexicanas rechazarían una posible compra de Banamex por parte de BBVA.
Si Banorte o Santander compran Banamex, el banco resultante rebasaría a BBVA como la institución financiera más grande del país. De ser HSBC, Scotiabank o Inbursa, dicho banco pasaría a ser el segundo del sistema. En cualquiera de estos casos, cambiaría el equilibrio actual. Todas estas opciones tendrían que aprobarse por parte de los reguladores mexicanos.
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Otra alternativa es que entre un nuevo jugador al mercado que venga de otras latitudes. Se habla de un posible interés de dos bancos brasileños para entrar a México: Itau y Bradesco.
No se descarta, también, que Citi decida vender Banamex por medio del mercado accionario en una Oferta Pública Inicial (OPI) donde se diluya el capital, pero un grupo determinado de inversionistas, con cierto porcentaje de las acciones, tenga el control del banco.
Desde que se supo la noticia, el dueño de Grupo Salinas, que cuenta con Banco Azteca, el número diez del sistema, dijo estar dispuesto a comprar Banamex. Su oferta, sin embargo, no se tomó muy en serio ya que, de acuerdo a un reporte de Bank of America, el valor de Banamex estaría entre 12.5 y 15.5 mil millones de dólares. Según la lista anual de Forbes, Ricardo Salinas Pliego tiene una riqueza de 11.7 mil millones de dólares en total. Ni vendiendo todos sus activos le alcanzaría para comprar Banamex. Podría, eso sí, endeudarse, con todo el riesgo que eso implicaría.
Esas son las opciones. Creo, sin embargo, que el gobierno de López Obrador jugará un papel importante en el desenlace de la venta. Lo ideal sería que dejaran al mercado resolver esta compraventa, siempre y cuando eviten la conformación de un grupo monopólico. Pero a este gobierno le gusta el poder y, además, es nacionalista. Prefiere que los dueños de grandes empresas emblemáticas sean del país. Si es así, e inclinan la cancha para que Banamex se lo quede un grupo mexicano, las opciones serían Banorte de Carlos Hank, Inbursa de Carlos Slim o el propio Azteca de Salinas en operaciones de mucho apalancamiento. La otra alternativa sería la adquisición del banco por medio de una OPI en la bolsa de valores por parte de un grupo de inversionistas mexicanos.
Esto se va a poner bueno porque, como dije, Banamex no es un banco más. Aquí hay mucha historia, dinero y poder. Lo que está en juego es mucho.
Twitter:@leozuckermann