En su discurso matutino de ayer el presidente fue muy enfático en temas bastante sensibles: la inseguridad que azota en la mayor parte del país y los recientes asesinatos contra periodistas, sobre los cuales aseguró que no habrá impunidad. “No hay protección, nada de que tenemos comprada la plaza y estamos bien parados”, dijo, “quienes piensan que tienen la seguridad pública a su servicio por aportar dinero para campañas, puede ser que hagan sus acuerdos, sus enjuagues, (pero) nosotros no respetamos nada de eso». Lo que en torno a la intervención del crimen organizado en cuestiones electorales dice la gente, quizás solo tenga por base las conjeturas, pero es manifiesto que el presidente tiene información de primer orden y de allí su dicho. Sin embargo, no es para soslayar que esa intervención favoreció a muchos candidatos de MORENA, tal como en su momento fue queja central de la oposición en Sinaloa y Michoacán, principalmente. Cómo le hará el presidente para detener el embate delincuencial es lo importante, porque tres años después de iniciado su gobierno el marcador favorece al crimen organizado. En cuanto al ofrecimiento de que no habrá impunidad no se duda de sus intenciones, solo que, de acuerdo a las estadísticas proporcionadas por la Subsecretaría de Alejandro Encinas, de 55 periodistas asesinados, solo 49 han sido resueltos. Y con esas estadísticas no es posible mostrarse muy optimistas. ¿Qué falla? Descubrirlo es importante ¿o solo será cuestión de la estrategia?