sábado, noviembre 2, 2024

¡Brincan, brincan los borregos!

Por supuesto, una infamia que el gobierno mexicano haya declarado borregos a los muy agropecuarios y borreguiles eurodiputeibols que, con gran conocimiento de causa y después de haber explorado al país a través de la mirada de Margarita & Jelipillo, grandes vendedores de tiempos compartidos en Iberdrola, los emisarios del VOX spring y los consabidos lamentos de algunos señores periodistos que se sienten perseguidos políticos. No se vale que habiendo tantas formas del eufemismo, el señor López se haya atrevido a referirse a los parlamentarios europeos como rumiantes e intervencionistas. Ya mero les suelta un “¡Toma chango tu banana!”, “¡Oblígame, Prrroo!”, o el clásico “¡Sáquense a lavar las nailon!”, solo porque los intereses de estas personitas no es tanto la defensa de la libertad de expresión (de otra manera estarían más preocupados por Julian Assange, que por los periodistas mexicanos que pueden decir, declarar, insultar, criticar y señalar con índice de fuego, sin terminar sin chamba, torturados o desaparecidos como bajo los gobiernos prianistas) como la defensa de los intereses de los grandes conglomerados que llegaron a México a cambiar cuentas de vidrio por petróleo, energéticos y, próximamente, litio, como debe ser.  

Una cosa muy loable, entonces, que los reaccionarios mexicanos —que reaccionan en friega— salieran a lamentarse por ese lenguaje tan soez y ordinario con el que la Cuarta transformeichon insultó a los eurodiputeibols. No se vale. Y bueno, si en el sector opositors tresequisgonzalista habían sido virólogos, pasantes de ingeniero, catadores de vacunas, feministas por un día, también podían ser muy aspiracionistas miembros honorarios del Parlamento Europeo. Un parlamento que, para no dejarse manipular por chismes, bien podría haberse dado una vuelta a checar la fuente y el dato.

Me quiero imaginar a mi Santi Creel escribiendo su misiva al Parlamento Europeo en la que les rinde ceremoniosa veneración, ceceando durísimo, donde prácticamente le entrega al Reino de Castilla y Voxilandia las escrituras de la Roqueta y Caleta-Caletilla: con las rodilleras puestas y su ropón de El niño elegante, tomando una pluma de pavo real para escribir con garigoleada caligrafía un obsequioso “Su señoría”. 

Algo que solo se puede comparar con el tuit de mi Claudio XXX González en el que muestra una muy enfermiza envidia por la alberca de la Casa gris, que está para un festín de terapeutas.

¡Beeeee!

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